Intermisión: Las Cartas de H

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Las cartas de H

Draco ordenó sus cosas y se dirigió a guardar todas las cartas en su baúl, había dejado de escribir porque Pansy había empezado a hacer muchas preguntas y Blaise se empezó a quejar de que era imposible concentrarse en terminar su ensayo con los murmullos del rubio. Theo era el único que no se quejaba, a veces reía un poco y continuaba su lectura.

La pelinegra fue por detrás de el y tomó una las cartas antes de que pudiera cerrar con un hechizo el baúl.

—"Esperaba que te dieras cuenta desde que me ayudas con las tareas, además, que tu cabello sea perfecto no significa que debas burlarte del mío" ¿Quien envío esto?—murmuró Pansy riendo mientras el moreno se acercaba un poco para oír, agradecido por tener una excusa para alejarse de las pociones, Theo levantó la vista de su libro, cosa casi imposible—¿Quien es "H", Dray?

—¡No es nadie que te importe, Pansy!—gritó quitándole las cartas

—Hey, que agresivo, ¿No quieres compartir tus ligues conmigo?

—Que graciosa eres, si me haces el favor de callarte...—murmuró Draco, un leve rubor apareció en sus mejillas, sin embargo Pansy seguía diciendo cosas sobre enamoramiento con un leve tono cantarín—Theo, dile algo, eres el único razonable—Blaise ahogo un grito indignado

—Pansy, déjalo, ¿no vez que le da vergüenza...?—dijo el castaño con una pequeña sonrisa

Draco le levantó el dedo del medio y puso los ojos en blanco. Luego de unos segundos, dijo:

—No me da vergüenza, es solo que no tengo por qué hablarles acerca de mi vida privada...¿Como sea, no tienen algo más que hacer que estar fastidiándome?

—Nop de hecho no..—murmura Pansy con una sonrisa mientras se recuesta en el hombro de su amigo—Blaise tiene que seguir con su ensayo y hay que apoyarlo moralmente

El rubio se levanta de la cama y comienza a empujar a la chica para sacarla de ahí, ella por la risa que le quita las fuerzas no hace nada. Toma a Blaise del brazo para hacer lo mismo, luego mira a Theo, quien con una sonrisa le guiña el ojo y sale por su cuenta, el rubio cierra.

Cuando Draco está finalmente solo, va a la puerta, se deja caer apoyado ahí para evitar que la abran y esconde su cara sonrojada entre sus palmas...empieza a sentir su corazón yendo cada vez más rápido, duele, por un momento piensa que es por un ataque de pánico, sin embargo, es un dolor extrañamente satisfactorio.

El rubio no podía dejar de pensar en lo que sentía cada vez que recordaba la cara de Harry y sus ojos verdes. Cada vez que la imagen del azabache aparecía en su cabeza sus mejillas se enrojecían y su corazón palpitaba más rápido hasta que—finalmente—empieza a descubrir un posible porqué de sus sentimientos...Draco se quita las manos de la cara, escucha los gritos de Blaise diciendo que se quite de la puerta para poder continuar la tarea de pociones.

Mira sus manos, están temblando, se truena los dedos con nerviosismo para luego levantarse y avanzar rápidamente al baño, cierra la puerta con un hechizo antes de que cualquiera de sus amigos pudiera tratar de detenerlo.

Se mira a sí mismo en el espejo para luego murmurar.

—¿Qué demonios me pasa? ¿Será que...? No... ¡no puede ser! ¡No él! Harry es un estúpido Gryffindor, con esa horrible cicatriz, con su nido de ratas en la cabeza, ese complejo de héroe y ni hablar de sus ojos... sus lindos ojos...

—¡Draco! ¡Vamos!—gritó Blaise a los minutos

—¿Quien habrá conquistado el corazón del príncipe de las serpientes?—oyó como Pansy murmuraba a lo lejos

Después de unos segundos no supo si ellos se habían callado o si él había bloqueado sus voces mientras su mente pasaba un solo pensamiento.

Le gustaba Harry.

Y le gustaba mucho.

¿Enemigos? Ja! No por mucho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora