Capítulo 9- Media noche

448 34 12
                                    

ADVERTENCIA: Contenido sexualmente explicito, puedes saltarlo si no te gusta este tipo de contenido. 

// Pov Sigma //

La cálida y húmeda lengua de Dazai se movía dentro de mi boca con brusquedad, es difícil seguirle el ritmo pues no había probado un beso así desde la vez que lo hicimos en los baños de la agencia, gradualmente comencé a seguirle el ritmo, me sobresalte al sentir como sus manos comenzaban a colarse bajo mi camisa e inmediatamente corte el beso para mirarlo a los ojos en un intento de adivinar sus intenciones.

No te asustes de esa manera Sigma, no voy a obligarte a hacer algo que no quieras. - la serenidad en su voz me transmitió seguridad, suficiente como para intentarlo.

Lo siento por arruinar el ambiente tan repentinamente, nunca he hecho este tipo de cosas y por alguna razón se siente inapropiado. - no puede contener una pequeña risa nerviosa, podía sentir mis mejillas arder en un sonrojo intenso. 

Y para ser sincero... ni siquiera sé cómo se hace entre chicos. - ahora definitivamente mi rostro era un tomate, podía sentirlo, mire hacía todos lados con tal de no hacer contacto visual con Dazai pero él lo noto y tomo mi rostro entre sus manos obligándome a mirarlo.

Cariño, yo puedo enseñarte todo lo que necesitas saber, solo si quieres, claro. - Guiño su ojo al terminar la oración, su mirada resplandecía como nunca, sería una crueldad decirle que no a esos ojitos que me miran con tanto deseo e impaciencia, aunque mentiría si digo que no quiero probar más de él, asentí con timidez a su propuesta y él rápidamente me levanto de su asiento para tomarme la mano y arrastrarme a lo que parecía ser su habitación.

// Narra el narrador//

Sigma se detuvo un momento a analizar el lugar, la habitación era bastante parecida a la suya en tamaño, tenía un ventanal cuyas cortinas estaban cerradas, un amplio armario y un futón, lo cual no era algo a lo que acostumbraba Sigma pues fue creado en Rusia y luego vivió en el Sky Casino, siempre uso una cama para descansar.

Sigma ¿Estás seguro de que quieres hacerlo? pareces distraído. - efectivamente Sigma estaba metido en sus pensamientos, siquiera había notado que el castaño estaba atacando su cuello como si de un vampiro se tratase, cosa que lo hizo ruborizarse hasta la punta de las orejas.

Estoy bien, me distraje un segundo, lo siento. - trato de no tartamudear por el nerviosismo que ahora invadía sus entrañas. 

El castaño tomo sus palabras como una luz verde para continuar su labor, notando como el bicolor se estremecía por cada beso y mordida que daba en su cuello y clavícula, sus manos rápidamente comenzaron a desabrocharle la camisa mientras iba empujándolo lentamente hasta quedar ambos de rodillas sobre el futón. El castaño logro deshacerse de la ropa superior del bicolor y sus ojos brillaron fugazmente al ver su próximo punto de ataque.

Me pregunto qué tan sensibles son tus lindos botoncitos. - se relamió los labios con malicia, acercando sus labios a uno de ellos.

¡Espera no hagas eso! Es raro ¡ahhh! - cubrió su boca al escuchar el obsceno sonido que salió de él, no quería que el castaño lo escuchara gemir, sería vergonzoso. 

¡Oh! ¿Son así de sensibles? Apenas lo mordí un poco. - sonrió maliciosamente ante su nuevo descubrimiento, al cual le sacaría un buen provecho.

Antes de que Sigma comenzara a reprochar volvió a llevar su boca al pezón del menor, lo lamia y mordisqueaba con pasión, como si de una paleta se tratase, mientras que con una mano se encargaba de apretar y juguetear con el otro, Sigma se removía ante cada sensación, era bastante placentero, pero retener sus gemidos comenzaba a ser un problema y al parecer para Dazai también lo era pues se detuvo solo para apartar la mano que el bicolor había mantenido en su boca todo ese rato.

Sigma, déjame escucharte. - pidió en un tono serio, no era una petición, era una orden. 

Dazai comenzó a deshacerse de sus propias ropas al notar que ya ambos estaban bastante duros y Sigma sin mirarlo a los ojos comenzó a despojarse de lo poco que aún le quedaba, el bicolor agradecía que la única luz de aquel lugar constaba de una pequeña lampara de luz blanca con poca intensidad. 


Nota de autor: Aguanten que ya casi viene lo mejor, y se van a llevar una sorpresotaaa. 

Corazones entrelazados   SigzaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora