La Tierra Media, de esplendor inconmensurable, árboles con hojas color verde oscuro, otros con hojas verde tierno se mecen al compás de la brisa, la tierra debajo de estos se moteaba de la sombra de las temblorosas hojas. Las flores amarillas, brota...
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Gandalf pronto se fue, dejándola con sus pensamientos, lo cual le vino bien a la joven para organizar sus ideas. Habiendo pasado ya un tiempo sentas fuera decidió encaminarse adentro, esperaría a que Gandalf le avisara para hablar con Elrond y la Compañía sobre su deseo de unirse a esta.
Le preocupaba que Frodo y el resto de los miembros de la Compañía (como es lógico) desconfiaran de ella, pues había aparecido de la nada prácticamente, y no había dado la mejor de las impresiones el día anterior. Esperaba poder llegar a mejorar la primera impresión, al menos llevarse bien con todos, ya que estarían un largo tiempo juntos.
Quizá podía probar amistar con los hobitts, Gandalf le había comentado que Pippin y Merry estaban curiosos de ella. Caminando de vuelta sin prestar mucha atención al camino pues había recogido el largo vestido todo lo que pudo, no se percató del elfo que caminaba en su dirección, hasta que estuvieron frente a frente. Legolas había salido en busca de un respiro de las paredes de la residencia, buscando el sol, la naturaleza, que siempre habían resultado en un refugio agradable y un lugar placentero para él.
— Buenos días milady — saludó Legolas a la jóven, le resultó como algo curioso al elfo la forma en que parecía incomodarle utilizar un vestido, y no era solo por lo atípica que parecía la dama frente a él, también porque nunca en todos sus años ni en los de su padre, se había visto la ocasión en que un Istari escogiese un aprendiz, pues no era parte de su naturaleza, los Istaris como Mithrandir preferían estar solos, eran seres misteriosos de los que poco se conocía.
— Buenos días.... — contestó de vuelta Stella, alzando la vista y encontrándose con sus ojos, nunca había visto una belleza tan magnífica, los elfos que había visto hasta ahora (solo los de Rivendel al llegar) y Legolas, sobretodo este último eran todos ágiles y se movían de una manera grácil y amena, los penetrantes ojos azules del elfo parecían haber hipnotizado los suyos.
Ninguno de los dos parecía poder romper el contacto visual con el otro. Ambos se quedaron mirandose por unos segundos más, hasta que Stella rompió entonces el silencio y dijo:
— No nos hemos presentado, mi nombre es Stella Miller, aprendiz de Radagast el Pardo.
— Legolas Greenleaf, Príncipe del Bosque Negro. — dijo este observando a la chica frente a él con curiosidad — Creo haber escuchado sobre usted antes, Radagast comentó en una de sus poco ocasionales visitas que tenía una aprendiz. — haciendo una pequeña pausa Legolas preguntó — ¿Se encuentra mejor de sus heridas milady?
— Si, gracias por preguntar milord, los elfos encomendados por Lord Elrond en el ala médica hicieron un gran trabajo — respondió Stella sonriendo.
Así el extraño pero de alguna manera curioso intercambio terminó, cualquiera que hubiese presenciado este hubiera podido afirmar que ninguno de los dos quería terminar realmente la conversación pero ninguno sabía como proseguir, que decir a continuación. Legolas sentía una creciente curiosidad hacia ella. Es la joven de los rumores, la aprendiz de Radagast el Pardo, Legolas había escuchado a Mithrandir y Elrond discutir sobre esto hacia un rato, antes de salir.
