²³✦.:🌱→ El Rey del Castillo de Oro

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—Esas moradas se llaman Edoras —dijo Gandalf— y el castillo dorado es Meduseld. Allí vive Théoden hijo de Thengel, rey de la Marca de Rohan. Hemos llegado junto con el sol. Ahora el camino se extiende claramente ante nosotros. Pero tenemos que ser más prudentes, pues se ha declarado la guerra y los Rohirrim, los Señores de los Caballos, no descansan, aunque así parezca desde lejos. No echéis mano a las armas, no pronunciéis palabras altaneras, os lo aconsejo a todos, hasta que lleguemos ante el sitial de Théoden.

Antes de volver a cabalgar Gandalf se volvió hacia a Stella:

— Querida Stella, las miradas estarán sobre mi, pero no creo que te presten tanta atención, aprovechemos esto. Debes ayudarme a liberar a Théoden. — dijo Gandalf.

Stella asintió en su dirección, confiaba en que todo saliera bien. Estaba decidida a ayudar, tratando de no pensar en el día anterior, en su familia. Se sentía culpable, ansiosa. Se sentía culpable porque no se sentía tan mal de no poder regresar, sentía que hasta cierto punto había pasado página y se sentía culpable por esto. Sabía que el resto de sus compañeros notaron un cambio en ella, agradecía que hasta ahora ninguno hubiese preguntado, no estaba lista para contarles.

...

Siguiendo el camino que serpenteaba a lo largo de las estribaciones verdes llegaron al fin a las grandes murallas y a las puertas de Edoras, batidas por el viento. Había allí muchos hombres sentados vestidos con brillantes túnicas de malla, que en seguida se pusieron de pie y les cerraron el camino con las lanzas.

—¡Deteneos extranjeros aquí desconocidos! —gritaron en la lengua de la Marca de los Jinetes, y preguntaron los nombres y el propósito de los extranjeros.

Parecían bastante sorprendidos, pero no eran amables; y echaban miradas sombrías a Gandalf y Stella.

—Yo entiendo bien lo que decís —respondió en la misma lengua— pero pocos extranjeros pueden hacer otro tanto. ¿Por qué entonces no habláis en la Lengua Común, como es costumbre en el Oeste, si deseáis una respuesta?

—Es la voluntad del rey Théoden que nadie franquee estas puertas, excepto aquellos que conocen nuestra lengua y son nuestros amigos —replicó uno de los guardias—. Nadie es bienvenido aquí en tiempos de guerra sino nuestra propia gente y aquellos que vienen a Mundburgo en el país de Gondor. ¿Quiénes sois vosotros que venís descuidadamente por el llano con tan raras vestiduras, montando caballos parecidos a los nuestros? Hace tiempo que montamos guardia aquí y os hemos observado desde lejos. Nunca hemos visto unos jinetes tan extraños, ni ningún caballo tan arrogante como ese que traéis. Es uno de los Mearas, si los ojos no nos engañan por algún encantamiento. Decidme, ¿no seréis vosotros dos magos, espías de Saruman, o alguna fabricación ilusoria? ¡Hablad, rápido!

—No somos fantasmas —dijo Aragorn— ni os engañan los ojos. Pues estos que cabalgamos son en verdad caballos vuestros, como ya sabíais sin duda antes de preguntar. Pero es raro que un ladrón vuelva al establo. Aquí están Hasufel y Arod, que Eomer, el Tercer Mariscal de la Marca, nos prestó hace sólo dos días. Los traemos de vuelta, como se lo prometimos. ¿No ha vuelto entonces Eomer y no ha anunciado nuestra llegada?
Una sombra de preocupación asomó a los ojos del guardia.

Nuvanna || El Señor De Los Anillos ⸙ Legolas FanficWhere stories live. Discover now