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"Tener que adaptarse a un nuevo sistema de vida es complicado, aún más si te parece absurdo"


A la mañana siguiente, la señora Elizabeth me comentó que estoy en Italia justamente el último lugar al que pensaba llegar. La tierra natal de mi padre, pero también el hogar donde vivía el monstruo que me había quitado a mi familia.

Cuando era niño soñaba con venir a este país, pero con el paso del tiempo, cuando fui conociendo la razón por la que mi padre había huido, aquel sueño se desvaneció. No entendía por qué mi instinto me había llevado justo a la raíz de todos mis problemas y desgracias.

Por mi propio bien lo más lógico sería que en ese mismo momento me hubiera ido, pero tanto mi lobo como mi lado vampiro querían quedarse. Se sentían en casa y seguros a pesar de lo que ya sabíamos. Por suerte este pueblo no parecía haber sido atacado o tocado por el gran Sr. Russo. Solo había un pequeño inconveniente, nunca había tenido contacto con los humanos por lo que no tenía idea de cómo comportarme o actuar delante de ellos.

Elizabeth me había contado que las personas del pueblo a pesar de ser humanos eran como una manada. Todos se conocían, todos eran amigos o parientes. Tenían un líder, que los representaba ante el gobierno del país. En su mayoría las personas del lugar eran cazadores o pescadores, unos pocos tenían otro tipo de profesiones como maestros, vendedores y cosas así. Estaba bastante alejado de la ciudad por lo que nadie se interesaba en este lugar, había sido así por siglos y no tenían intención de cambiarlo. También me advirtió que al no estar acostumbrados a que nuevas personas llegaran al pueblo, yo sería el centro de atención por un buen tiempo, luego pasaría a hacer uno más ellos.

—¡Pero Eli tu nieto está muy flaco! ¿Es que tu hijo no se ocupa de él? —exclamó una señora que había venido a visitar a Elizabeth. Lo había susurrado para que yo no escuchara, ya que estaba algo alejado, en la cocina merendando.

—No es eso Ana, es que mi hijo y su mujer fallecieron hace poco y hasta antes de venir Kylian se negaba a comer —susurró Elizabeth, pude notar un profundo dolor como si aquello que había dicho hubiera sido verdad.

—Oh cuánto lo siento amiga, no nos habías contado —se lamentó otra de las señoras.

—Fue algo muy de repente, aún no lo asimilo, por eso no se los había dicho —Decididamente la señora Elizabeth era muy buena actriz por su forma de decir la noticia, pero lo que más me impresionaba era lo parecida que era a la realidad.

Me quedé esperando a que todas las señoras se fueran para enfrentar a Elizabeth. Lo que les había dicho a sus amigas me estaba haciendo dudar, ¿ella sabía algo? ¿O solo era mi imaginación?

—Eso... Que les dijo a las señoras... ¿De dónde lo sacó? Porque yo no le dije nada al respecto —pregunté serio, algo molesto y con miedo.

—Eso fue lo que me pasó a mí, hijo. No sabía que eso era lo que les había pasado a tus padres. Lo siento mucho. Si en algún momento quieres hablar de eso aquí estoy para ti —dijo mirándome a los ojos.

—¿A su hijo? —pregunté incrédulo.

—Sí. ¿Sabes lo que significa cuando te niegas ante lo que a tu Alpha te ordena? —Asentí— Mi hijo desafío al suyo yéndose y creando otra manada, y este en vez de dejarlo ir, decidió vengarse después de años. Según tengo entendido nadie sobrevivió —me contó con dolor.

—A mis padres les pasó algo parecido, bueno, a mi manada, lo que esta vez en vez de ser solo su Alpha también era su propio padre. ¿Hace cuánto fue que pasó si es que se puede saber?

Sangre MestizaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant