10 - Incursión

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En la madrugada, antes de que asomaran los primeros rayos del sol, Myra ya se encontraba a los pies de uno de los grandes portones de la muralla. La única otra persona que había llegado tan temprano era el joven Sone de la familia Hulemberg, y junto con ella, eran los únicos nobles de primer año.

Como siempre, Sone miraba al suelo con cara melancólica, sentado en una de las bancas cerca del portón, con su uniforme parcialmente cubierto por un grueso sobretodo. A pesar de haberse encontrado con él varias veces en el pasado, Myra nunca había llegado a conocerlo. Ese día, decidió hablarle; aún faltaban horas para que llegaran los demás estudiantes, y parecía una mejor forma de pasar el rato que estar sentada contando hormigas. Puso su rostro más amigable y se acercó a decirle:

-Ey, no deberías cubrir el uniforme, podrías meterte en problemas, ¿sabes? -Dijo, señalando el logo en forma de un águila harpía en su espalda. -El logo debería estar siempre visible, ¿ves?

-Pero hace frío. -Respondió, alzando la mirada.

Myra soltó una risita, pero al ver la expresión de Sone, se dio cuenta de que no estaba bromeando.

-Si tienes frío, solo tienes que acelerar un poco tu Aura. -Dijo, poniéndole la parte trasera de la mano en la frente. -¿Ves?

Los cachetes de Sone se sonrojaron, y volvió a hundir su mentón contra su pecho. Myra, sin darse cuenta, se sentó junto a él.

-Te he visto desde que éramos pequeños, pero ni siquiera sé cuántos años tienes. -Dijo Myra, desperezándose sobre el respaldo del banco.

-Diecisiete. -Susurró Sone con timidez.

-Mmm, ¿así que solo dos años más joven que yo? Siempre pensé que era menos. Después de varios segundos en silencio, Myra hizo una mueca decepcionada, pero no iba a rendirse tan fácil.

-Nuestro maestro es bastante fuerte, ¿no crees? Y joven, nunca he oído hablar de un maestro imperial tan joven. -Dijo Myra, con la cabeza inclinada, mirando el cielo aun estrellado. Parecía que sí terminaría contando para pasar el rato.

-Porque nunca lo hubo. -Respondió Sone finalmente. -En noventa años, nunca ha habido un maestro imperial de su edad. De hecho, la única razón por la que fue aceptado fue por orden directa del emperador.

Los ojos de Myra se abrieron de par en par, y se incorporó en el asiento.

-¿Cómo sabes todo eso?

-Ese es el negocio de mi familia -respondió Sone, mirándola de reojo y juzgando su reacción-. Vendemos información.

-Cuéntame todo lo que sepas de él -exclamó Myra, inclinándose hacia él con el rostro lleno de intensa curiosidad.

Durante las siguientes horas, hasta que llegara Ray, siguieron hablando sobre él. Aunque poca más fue la información que pudo recolectar la familia Hulemberg al respecto. Todos los registros habían sido eliminados y nadie parecía saber de dónde venía. En su lugar, la conversación se convirtió en un apasionado e intenso intercambio de teorías sobre el nuevo maestro imperial de la Escuela de la Harpia.

De a poco el lugar comenzó a llenarse de estudiantes, formando diferentes grupos según la clase a la que pertenecían. Por último, llegaron los maestros, encabezados por Ray, varias horas más tarde de lo acordado. Junto con ellos, también se asomaron las curiosas miradas de los espectadores locales.

-¡Escuchen! -exclamó Ray, parado frente a la enorme puerta-. ¡Nuestra misión es encontrar y detener a un criminal de perfil alto que se presume escapó anoche por esta puerta! ¡Si lo encuentran, bajo ningún motivo entren en un enfrentamiento con él, solo utilicen la señal e informen a su maestro de clase!

Providence [ESP]Where stories live. Discover now