cuatro.

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Decían que la tercera es la vencida, ¿verdad?

Ese día Haerin estaba decorando unos pequeños carteles que llevaban una letra en cada uno con tal de formar "Tendremos un bebé". Las letras eran de color azul celeste con brillitos y agregó algunas pegatinas representativas de un bebé.

Como ventaja, la lección por enseñarle a sus niños de la Academia de baile era el cómo hacer un baile tierno parecido a un bebé, realizando gestos como aegyo, y con permiso de las madres, los comisionó para ayudarle en su siguiente idea en su casa.

Supuestamente Danielle tenía que entrar a su hogar donde los niños sostendrán los carteles y danzarán una melodía para bebés con los pasos que enseñó en el corto tiempo que le quedaba.

-Bien niños, ¿entienden lo que deben hacer?-preguntó para confirmar que estén listos, no quería que alguno se sienta incómodo.

-Shi, pofesora Hae-el más pequeño respondió dulcemente.

Por si acaso, encendió las bocinas para dar un último ensayo antes de que Dani salga del trabajo y se divirtió un poco junto a los menores que disfrutaban de la compañía de su profesora.

Incluso las mascotas se unieron a bailar con ellos, jugueteando con los niños que les acariciaban las orejas con cariño.

El sonido del seguro de la puerta principal siendo quitado fue la señal para que los infantes corran por sus carteles y se colocaran en su posición correspondiente. Haerin conectó el parlante en un volumen notable antes de ponerse delante de los niños.

Danielle abrió la puerta soltando un bostezo por la relajante música, quitó su saco negro para colgarlo en el perchero de la entrada y caminó hacia la sala de estar, mirando a los alumnos de su esposa bailar de una forma bonita.

Se acercó leyendo lo que el letrero decía, Haerin volteó a verla esperanzada en que entendiera por fin lo que necesitaba decirle pero para su excelente suerte...

Danielle sólo aplaudió el espectáculo, conmovida por los niños.

-Es grandioso Rinnie, ¿te contrató alguna pareja? Seguro quedarán fascinados-felicitó con una enorme sonrisa. -Oh, perdón si interrumpo, iré a cambiarme.

Se retiró del lugar dejando a Haerin con la boca abierta por la tremenda estupidez que ocurrió, ¡Estaba tan claro y aún así no captó la indirecta tan directa!

PERO- gritó en sus adentros.

Gruñó contando mentalmente del uno al diez para evitar lanzar algo de la sala a la pared y terminar asustando a los niños que no tenían la culpa de que su esposa fuera tan ingenua.

Un jalón en su pierna le hizo bajar la mirada a uno de los pequeños que requería su atención.

-¿Puedo comer una galleta?-se refirió a las que horneó como recompensa.

-Claro, vamos por una galleta-dijo rendida.

unnie i'm pregnantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora