final.

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─Mi máquina de baile, debo decirte algo

Danielle se acercó al sofá con una expresión de confusión en su rostro.

─Claro, dime.

Una prueba de embarazo fue depositada en su mano y al observar su resultado brincó del sillón al suelo comenzando a rodar en él como si fuera una niña recibiendo una paleta de caramelo.

Luego se levantó para abalanzarse sobre su esposa que abrió los ojos en grande al ver el cuerpo casi aplastándola de golpe, se retorció bajo la figura de la mayor buscando liberarse del fuerte abrazo.

─¡No sabes cuánto te amo! ¡ERES LA MEJOR! ─le tomó de las mejillas para besarla cortamente.

─¡Ya, que me aplastas! ─se quejó Haerin al ser nuevamente apresada por los brazos de la mayor.

Como pudo se deslizó hasta quedar sentada en el suelo siendo imitada por Danielle, quien miró la cámara como si fuera algo asombroso.

─¿Estás grabando? Ni siquiera recordaba que todavía existía esa cámara, a ver ─se acercó quedando su rostro demasiado visible para la grabación en curso.

─La encontré por allí, siempre guardas cosas y te olvidas dónde lo hiciste ─comentó la menor.

─¡Hola bebé! Soy mamá, y prometo que te voy a querer muchísimo como a mi perfecto rostro, no puedo esperar a tenerte en mis brazos para que sepas lo feliz que estoy de saber que seas mi hijo, te compraré mucha ropa con el dinero que gane en el trabajo y te conseguiré todos los dulces que quieras comerte aún si tu mami se pone de gruñona como chihuahua por dártelos.....¡NO, HAERIN, CON LA CHANCLA NOOO!

El sonido de algo estrellarse contra su nuca hizo que chillara por el repentino maltrato, y se volteó a ver a la menor que sostenía la chancleta en su mano.

─Oye, no hagas eso, estoy hablándole a nuestro hijo ─reclamó señalando la cámara.

─Pues entonces deja de decir cosas absurdas, me lo vas a malcriar.

─Oh vamos, como si tampoco hubieras pensado en hacerlo, cálmate pulga ─se defendió con un gesto de orgullo que se fue al ver cómo su esposa se levantaba con la chancla en manos─ ¡NO HAERIN, PIENSA EN EL BEBÉ!

─¡PULGA TU ABUELA!

─¡A MI ABUELITA SANTA NO LA METAS EN ESTO!

Haerin se lanzó hacia la mayor para empezar a jalarle los cabellos mientras la pelinegra hacia lo mismo con el suyo, entre gritos y manotazos la cámara cortó la grabación por el tiempo programado para hacerla.


[...]


Los ojitos del menor brillaron y soltó una risa por las imágenes de ambas adultas peleándose. El video terminó y rápidamente miró a su mamá.

─¿Mami rinnie lele bello?─tocó con su pequeña mano los cabellos de Haerin.

─No mi amor, eso ya tiene unos tres años que ocurrió. ─cargó al niño que estaba sentadito en la misma sala que fue testigo de como se desgreñó con Danielle.

Lo llevó hacia la cocina para dejarlo en su silla especial buscando para prepararle su leche que tomaba a esa hora. Danielle entró al lugar aprovechando que su esposa estaba de espaldas y le dio un bombón de chocolate a su hijo, quien gustoso se lo comió.

─Vuelve a darle chocolate y te dejaré peor los cabellos que la vez pasada, Danielle Marsh─amenazó cruzando los brazos al enfrentarlo.

─Aigh, lo que digas Haerin Marsh─besó a su esposa antes de tomar un trozo de la fruta picada que estaba a su lado.

─Oye, esa es la comida de tu hijo ─le pisó el pie.

─Yo soy quien la trae, puedo comerla sin problema ─le devolvió el pisotón.

Antes de que Haerin se sacara la chancleta, tomó a su hijo en brazos, corriendo al jardín con los perros detrás como si escaparan de un asesino serial.

La castaña sonrió inconscientemente al ver aquello, le agradaba ver que la familia que formaron era totalmente hermosa.

Su celular sonó avisando que una llamada entraba y respondió.

─Casa de los Marsh.

─Soy Minji, quería saber si vas a querer que te lleve el pastel que le pediste a Hanni.

─¡Oh! ¿El que dice "Feliz día de San Valentín, tarada de mi corazón"? Con gusto lo recibo mañana temprano.

─Ese mismo, lo llevaré a las nueve. Ten un lindo día.

Colgó dispuesta a perseguir a su esposa siguiéndole el juego, se quitó el delantal dejándolo junto a la prueba de embarazo que estaba sobre el mostrador, marcando positivo.

La cual horas después, gracias al nuevo modelo que marcaba supuestamente en números el tiempo que llevaba embarazada, Danielle la tomó asustada pegando el grito al cielo creyendo que era un termómetro diciendo que su esposa ardía en fiebre, y cargó a su mujer para ir al hospital.

─No puede ser ─pegó su frente a la espalda baja de la mayor, quien la arrojó dentro del carro y a su hijo en el asiento delantero.


fin.

unnie i'm pregnantWhere stories live. Discover now