Capítulo 11

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—Papá, ¿por qué está la puerta cerrada? —, cuestionó Violet ligeramente irritada. Se había despertado en mitad de la noche y el reloj marcaba casi las cuatro de la mañana.

La habitación de su padre había comenzado a cerrarse con llave por las noches —, por razones obvias—, y siempre estaba abierta, pero específicamente ese día, los adultos se habían olvidado por completo de ese detalle.

Harry fue quien la recibió con el rostro arrugado, los rizos despeinados y una bata —, la de Louis—, cubriendo su cuerpo.

—¿Qué pasa, princesa? ¿Ha pasado algo?

—Uh... quiero a papá—, hizo un gesto nervioso y a Harry le pareció extraño, mirando a Louis por el rabillo del ojo. Aún dormía, la sábana era la única pieza que cubría su desnudez.

—Es tarde—, comentó sutilmente y la chica se cruzó de brazos—. Puedes hablar conmigo si quieres. ¿Has tenido una pesadilla? ¿Te has hecho pipi en la cama?

Violet pareció pensativa y sacudió la cabeza. Cuando Harry pensó en presionarla un poco más, la niña simplemente rompió a llorar.

—Oye—, cerró la puerta detrás de él y se agachó, recibiendo a la niña en sus brazos—. ¿Qué ha pasado, cariño? ¿Por qué lloras?

Él simplemente apretó más sus hombros en respuesta, prefiriendo tomarla en su regazo y bajar las escaleras. Encendió la luz de la cocina antes de apoyar el cuerpo más pequeño sobre la encimera, sin soltarlo ni un segundo.

—No pasa nada, ángel—, llamó suavemente. Le acarició el pelo liso antes de contemplar su rostro angelical y secó las espesas lágrimas—. Está bien. Estoy aquí contigo. ¿Puedes respirar conmigo? Mírame.

Asintiendo con la cabeza, Violet siguió las instrucciones del mayor, respirando e inhalando hasta calmarse. Bebió un vaso de agua y se secó los últimos restos de su repentino llanto.

—¿Quieres contarme qué ha pasado? —. Harry metió un mechón de su pelo detrás de su oreja—. Podemos despertar a Louis si quieres.

—N-No—, murmuró visiblemente avergonzada—. No es necesario, papá está cansado.

Todavía preocupado, Harry esperó pacientemente. La niña trató de evitar lo sucedido, enfocándose en cosas triviales como los utensilios de cocina y el mechón rizado que se escapaba a los lados de la cabeza del hombre mayor.

—Papá y tú me olvidáis.

—¿Te olvidamos? —, preguntó confundido. —¿Por qué dices eso?

—Una pesadilla—, Styles suspiró aliviado.

Ciertamente eran más cercanos y disfrutaban del tiempo a solas, y tal vez la chica se sentía excluida incluso si no fuera cierto.

O tal vez era por el viaje que se acercaba. Harry y Louis se estaban preparando para la siguiente semana, resolviendo asuntos laborales pendientes y organizando las cosas que llevarían a la casa de campo.

—¿Qué más pasó en la pesadilla?

—Bebés.

—¿Bebés?

—En la barriga.

—¿En la barriga? —. Harry estaba cada vez más confundido—. No entiendo.

—Tuyos—, tocó el estómago del mayor sobre la delicada tela satinada—. Tu barriga. Había dos allí y no te los habías comido. Estaban vivos.

Styles parpadeó repetidamente tratando de absorber la información. La expresión de Violet era seria y no había rastro de broma en su tono de voz.

—Nacieron y yo me quedé sola—, continuó, con la voz quebrada de nuevo—. Ya no me querías y me quitaste a papá.

Classy Pirouette • [ls ; traducción]Where stories live. Discover now