Capítulo 16

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La llegada de un nuevo bebé es siempre un momento de cambios y un torbellino de sentimientos para el hijo mayor, sentimientos como inseguridad, celos y sentimiento de abandono. No es fácil compartir, de un momento a otro, la atención y el cuidado que era sólo tuyo.

Y para Violet, tomar esto en dosis dobles era, como mínimo, aterrador.

—Bebé, lo siento mucho—, dijo Louis mientras recibía a Harry en sus brazos, sus labios tocaron su cabello suavemente—, ¿Estás bien?

—Necesitas hablar con ella—, su voz temblorosa lo delató y Louis se apresuró a tocar su rostro con cariño—. Habla con ella, Louis. Solo.

—¿Estás bien? —, repitió, enfatizando la primera frase.

—Me quedo—, sonrió débilmente, permitiendo que Louis lo besara brevemente—. Te espero aquí.

—¿Estarás cómodo? ¿No quieres que consiga más mantas? ¿Almohadas? ¿Quieres leche caliente? ¿Galletas? Tú—

Styles selló sus labios una vez más en una petición silenciosa para que se callara. Tomlinson se fue después de asegurarse de que Harry estuviera acomodado en las gruesas telas, prometiendo que todo estaría bien y que regresaría pronto.

Arriba, respiró hondo antes de forzar su mano contra el pomo de la puerta de la habitación de su hija, topándose con una escena que, en otra situación, le habría hecho reír.

La niña parecía concentrada en rebuscar en los cajones y organizar la ropa en su mochila del colegio. Había notado la presencia de su padre en la habitación, pero prefirió ignorarlo, continuando con su loco plan.

—¿Qué estás haciendo?

—M-me voy—, respondió, todavía sin mirarlo, la suave entonación dejaba al descubierto su vulnerabilidad—. Me voy a casa de la abuela en Estados Unidos.

Tomlinson suspiró audiblemente, cerró la puerta detrás de él y se sentó en el colchón, con las piernas abiertas y los ojos analizando la expresión tímida de la chica.

—Quiero hablar contigo.

—¡Pero yo no quiero hablar!

Aunque respondió de inmediato, no se mostró firme en lo que dijo. Su tristeza era notable al igual que sus ojos llorosos, lo que hizo que la expresión de Louis se suavizara y asintiera débilmente.

—Estados Unidos está muy lejos de aquí. Eres inteligente y lo sabes—, la niña se retiró discretamente—. ¿De verdad quieres irte?

Violet pareció reflexionar por unos momentos, alternando su mirada entre la cremallera abierta del bolso y el rostro ansioso del hombre mayor. Louis no esperó a que llegara a una conclusión, ofreciéndole la palma de su mano, la cual fue rápidamente recibida con un suave apretón.

Era un gesto común entre ellos, extender la mano para poder hablar con tranquilidad. Tomlinson había adquirido este hábito años atrás por consejo del psicólogo de la niña.

—No estoy enfadado contigo—, aclaró Louis, acercando el cuerpo de la niña entre sus piernas—. Pero estaré triste si no me hablas y me cuentas lo que sientes.

—No tiene sentido hablar—, murmuró con la cabeza gacha—. Los bebés ya vienen, no se van.

—Bebé, mírame—. Tomlinson apartó un mechón de pelo liso, bastando el roce para que ella se subiera a su regazo con agilidad y Violet se acomodara allí, comenzando a liberar sus emociones reprimidas.

Louis sintió un dolor casi físico al verla llorar así, como si sus pulmones estuvieran presionados por un peso inexistente. Tuvo que intervenir cuando una tos persistente se mezcló con sollozos ahogados, llevándola al baño y lavándole la cara con cuidado.

Classy Pirouette • [ls ; traducción]Where stories live. Discover now