Capítulo 54

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El pelaje esponjoso del rey lobo se erizó ligeramente; la luz aguda y fría de la luna reflejaba los colmillos afilados y su gran boca seguía exhalando aire caliente que parecía que en cualquier momento caería sobre el cuello de Yan Tingxue.

Yan Tingxue no sabía por qué el cambio repentino de actitud que daba un poco de miedo.

Era como aquella vez cuando fueron a pescar.

"¿Por qué preguntas esto?"

"¿Hay algo que no me estás diciendo?" El rey lobo dejó escapar un rugido bajo.

Yan Tingxue se sintió un poco molesto. No era gran cosa, sólo que temía que el rey lobo se enojara tan pronto como revelara que Shen Chengfeng era su cita a ciegas. 

Pero ahora que el rey lobo lo estaba interrogando como a un criminal de guerra, no quería hablar de eso.

"¿Por qué lo preguntas tan claramente?"

El rey lobo entrecerró sus ojos y presionó su gruesa almohadilla en la frente de Yan Tingxue.

"¿Es Qi Yun?"

El olor a tierra, hierba, sangre y sudor se mezclaba en las grietas de las patas del lobo.

Todo era un desastre.

Yan Tingxue alejó la pata del rey lobo y se sentó en el suelo mientras limpiaba los restos de hierba de su ropa. 

"¿Me empujaste?" El rey lobo observó con consternación sus patas antes de bajarlas lentamente.

"Me estabas pisando" Yan Tingxue seguía concentrado tratando de sacudir un pedazo de tierra de su cabello "No creo que necesite contarte todos los detalles"

"¿Por qué?"

Los ojos de Yan Tingxue se abrieron con sorpresa. Realmente no esperaba que el lobo hiciera esa pregunta.

El rey lobo volvió a levantar su pata y golpeó ligeramente la frente de Yan Tingxue con disgusto.

"¿Por qué no puedes decirme? ¿No soy tu mejor amigo?"

La pata del lobo tenía mucha fuerza, incluso aunque deliberadamente la controló, copos de nieve aparecieron frente a sus ojos. 

El temperamento de Yan Tingxue finalmente había llegado a su límite. Se frotó la frente y le dio la espalda al rey lobo. 

Shen Chengfeng miró al conejito blanco que se dio vuelta con enojo y abrazó sus patas delanteras frente a su pecho. Parecía que había trazado una línea con él y tentativamente tocó el hombro del conejito blanco.

El conejo blanco se volvió para mirarle con indiferencia, saltó dos pasos hacia delante y siguió dándole la espalda.

Sólo entonces Shen Chengfeng se dio cuenta de que algo iba mal y se apresuró a seguirlo, sujetando las axilas del conejo con ambas palmas, sosteniéndolo entre las suyas y pellizcando las redondas mejillas del conejo.

"¿Estás enfadado?"

El conejito se cubrió la cara "¡No me pellizques!"

El pelaje del conejo era suave y delgado y con la cara abultada lleno de enojo, era mucho más lindo.

Esa reticencia le hacía querer molestar aún más la cara suave y tierna del conejito.

Pero los ojos rojos del conejo y la expresión de enojada lo detuvieron.

Shen Chengfeng pellizcó la boca del tigre, sostuvo con cuidado al conejo a una altura de sus ojos y lo persuadió como a un niño.

"No te enojes. No te volveré a pellizcar. Si todavía estás enojado, puedes devolverlo"

Me convertí en el conejito blanco favorito del Mariscal AlfaWhere stories live. Discover now