PASADO - DISCULPA

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- Esa pobre minera no sabe con quién se está metiendo-.

- Com...- en medio de un suspiro profundo, intentó hablar sin mirarla.

- ¡Esa zorra fregó la vida de Javier hace años! Si mi hijo es cómo es, es culpa de ella, que ahora pretende hacerle lo mismo a Christopher... ¡Ja! ¡Sobre mi cadáver, fíjate! Más encima, me está robando el amor de mi nieto-.

- Todavía no estás segura si ese chamaco lo es o no-.

- ¡Claro que sí! No necesito una prueba de ADN de porquería. Lo presiento... Por mi cuenta corre que pague por todo lo que me ha hecho y por todo lo que me ha quitado. ¿Quieres saber cómo voy a hacerlo? ¡Quitándole su mina y su vida! Así que, Ernesto de la Parra, como siempre entre tú y yo, unamos lo útil a lo placentero-.

- ¿Y qué es eso en este caso?-.

- Lo útil es defender a mis hijos, tener más plata de la que nunca hemos soñado y el amor de mi nieto. Y lo placentero es... hundir a Roberta Riera con mis propias manos-.

- Bueno, si me permites opinar, yo diría que es mejor que te tranquilices. Tú conoces muy bien a Christopher; si le llevas la contraria, lo pierdes; y si le tocas un pelo a la tipa que lo tiene enloquecido, también lo pierdes, solo que todavía más rápido-.

- Okay, tienes razón. ¡Ah! Pero es que me desespera no poder hacer nada ante esta situación y la Roberta esa me saca de mis casillas. No sé qué brujerías practica en mis hijos; los domina, los idiotiza-.

- Igual que tú, mi amor. ¿O no te acuerdas que a tus dos ex esposos los volvías locos? Y me incluyo-.

- Mira, déjate de estupideces, esto es en serio. Habla con Christopher... Ayúdame a hacer que entre en razón-.

- Aunque no sé si me haga caso... te prometo que voy a intentarlo.

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- Qué maleducado que eres, periodista. Preséntame. Mira nada más la novia tan hermosa que tienes...- no dejaba de mirarla con deseo - y que bien escondidita tenías-.

- Hace bien poco que me mudé. - Renata habló sin darle la cara del todo.

- No necesitas darle ninguna explicación-.

- ¡Déjala! La chica sí es educada. Solamente le falta mejorar sus gustos. Para la próxima, deberías fijarte en un macho de verdad, no en un soplón cobarde, muñeca-.

- Dime algo, Alacrán. - desafiante, Martín se acercó. - A ti te mandaron a amedrentarme por lo que he estado diciendo en la radio, ¿verdad?-.

- Cuidado con lo que dices. Yo soy jefe de policía y no ando amedrentando. Na' más venía a darte mi más sentido pésame...- burlón - por lo de tu amigo, el notario Fernando Pardo, el que se ahorcó. - continuó, notando la rabia de Vidal.

Más Allá de las MinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora