ii.

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MEGARA

MEGARA

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ii. junio llega en otoño !
( the son of neptune )

—Por el río Styx.

El escudo resbala de mis manos y resuena a mi alrededor, aturdiéndome aún más. Retrocedo a paso lento, con nervios y miedo. No. Por favor no. Los dioses parecen burlarse de mí y con más fuerza aprieto el collar sobre mi cuello.

No quiero ni necesito saber que ocurrirá con el aparente hijo de Neptuno.

Todas las esperanzas de una posible amistad se desvanecen. No —es decir...—. No. Sé de ante mano lo que sucede cuando te encariñas con alguien tan poderoso. Especialmente con un semidiós hijo de alguno de los tres grandes.

—Vaya, eso ha sido un viaje estupendo —comienza alegremente la anciana hippie—. Gracias por traerme al Campamento Júpiter, Percy Jackson.

Reyna emite un sonido ahogado.

—¿Percy... Jackson? —cuestiona, aturdida.

Casi de manera familiar.

Casi cómo si lo reconociera.

Frunzo mi ceño, anotando eso mentalmente. No hace falta que lo recalque, pero Reyna Ramírez-Arellano tiene todas las pintas de una líder. De nuestra pretora, específicamente. Lleva una regia capa morada sobre la armadura y su pecho está decorado con demasiadas medallas. Muchas medallas.

Junio, la anciana, se ríe con aparente gozo.

—Oh, sí. ¡Se van a divertir mucho juntos!

Entonces, por si el día no ha sido ya lo bastante raro, la anciana empieza a brillar y a cambiar de forma. Crece hasta convertirse en una diosa reluciente de dos metros de estatura ataviada con un vestido azul y una capa, semejante a la piel de una cabra, sobre los hombros. Con un rostro severo y majestuoso. Tengo la necesidad de vomitar en medio del río, pero logro concentrarme lo suficiente como para caminar al pasto y arrodillarme ante ella, en señal de respeto. Los demás siguen mi ejemplo. Me escucho a mi misma murmurar, en medio del silencio: —Juno.

No sé si reírme, rezarle o llorar.

Hazel y Frank también se arrodillan y dejan únicamente al chico de pie.

Quién no se arrodilla.

No comprendo las agallas que él parece tener como para no mostrar respeto a una deidad, pero, para mi sorpresa, no me encuentro ofendida, sólo... más interesada. ¿Qué habrá vivido con la anciana? Aunque honestamente si yo también tuviera que cargar a una mujer adulta, con un pésimo humor y mientras me persiguen unos monstruos... bueno, el respeto le daría paso a la confianza, quiero creer.

La diosa extiende su sonrisa.

—Conque Juno, ¿eh? —menciona Percy con una sonrisa que me parece hasta cínica—. Si he pasado la prueba, ¿puedes devolverme ya mi memoria y... no sé, mi vida?

untouchable! ━ percy jacksonWhere stories live. Discover now