iii.

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MEGARA

MEGARA

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iiiaugurios !
( the son of neptune )

Con regularidad, me cuestiono qué es lo que se supone que Jason vio en mí.

Soy bonita, no me mal entiendas, pero él era tan calmado que a mi lado, yo parecía una bomba a punto de estallar.

(Lo sé. No me lo digas. He hablado de Jason todo el tiempo, pero me es difícil acostumbrarme cuando la parte vital de mi vida simplemente desaparece).

El Templo de Júpiter Optimo Máximo es todo lo referente al Dios. Grande e irradia poder. El piso de mármol está grabado con elegantes mosaicos e inscripciones proféticas en latín. Sesenta pisos por encima, el techo abovedado brilla de color dorado. Todo el templo está abierto al viento. En el centro, se encuentra un altar de mármol, en dónde Octavian yace, haciendo sus rituales frente a una enorme estatua dorada del rey de los dioses, vestido ridículamente con una toga de seda púrpura, sosteniendo un rayo.

Aún así, me encojo de hombros. Sé que he hecho cosas más extrañas en mi vida siendo semidiosa, por lo que verlo gritar palabras en latín, mientras despedaza peluches y relámpagos salen del rayo en sus manos, ya no me parece la gran cosa.

—No se parece.

Doy un salto asustada, antes de recomponerme. Observo a Percy Jackson adentrarse en el templo con Hazel Levesque de compañía. —¿Qué?

—El rayo maestro.

Lo miro fijamente, sin entender. Se ha quedado viendo la escultura de Jupiter.

—¿Qué dices?

—Yo... —Percy frunce el entrecejo. Por un segundo, parece recordar algo—. Nada, supongo.

Octavio levanta las manos y más relámpagos rojos destellan en el cielo, sacudiendo el templo. Luego baja las manos y el estruendo cesa. Las nubes cambian de gris a blanco y se separan.

—¿Qué está haciendo? —murmura Percy.

Octavio se vuelve y le dedica una sonrisa torcida —y algo cínica— la cual logra perturbarme de alguna forma. En una mano sostiene un cuchillo y en la otra, un león de peluche rasgado. En su labio yace un moretón y una cicatriz que me hacen querer reír, orgullosa.

—Percy —Hazel lo presenta—Este es Octavio.

—¡El graecus! —Octavio exclama con falsa sorpresa—. Qué interesante.

Veo como todos se miran e ignoro el sentimiento de intrusa que me recorre.

—Y yo soy Meg. —me presento, con simpleza y algo incómoda.

Hazel se ruboriza.

—Hola Meg —Percy me sonríe y mira a su alrededor con cautela. Siento mi estómago revolverse—. ¿Están matando animales pequeños?

untouchable! ━ percy jacksonWhere stories live. Discover now