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MEGARA

MEGARA

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x. ave hermano zhang !
━ ( the son of neptune )

Por la mirada de desdén que Marte me atravesó, pude visualizar por primera vez la redención de Percy. Parecía abatido de tener que arrodillarse ante el dios, pero no quería causarme un problema a mí por su desobediencia. Estaba claro que odiaba la idea, pero se arrodilló, con la mandíbula tensa, esperando que Marte desviara su atención de mí. Un gesto dulce, pero innecesario.

Entonces Marte se rió.

—¡Megara! —me sonrío burlón, como si no le hubiera faltado el respeto hacía apenas unos segundos—. ¿Cómo te ha tratado la vida? —preguntó como si no acabara de regresar de la muerte.

—Igual que siempre, padre. Mal desde el momento que me enteré de que eras mi progenitor...

Marte fingió un suspiro lastimero, mientras el campamento observaba atónito nuestro comportamiento. —Hijos... siempre tan desagradecidos... cómo sea. ¡Romanos, presten atención!

Se echó a reír, un rugido afable y efusivo, tan contagioso que casi me hizo sonreír, aunque todavía su presencia me molestaba. No era genuinamente normal verlo tan risueño, pero parecía disfrutar su visita.

Casi me hacía recordar las veces en las que con desinterés me visitaba en mi infancia. Siempre sonriente. Siempre amoroso. Nunca ausente.

Todo lo contrario al ahora.

—Siempre he querido decir esto. Vengo del Olimpo con un mensaje. A Júpiter no le gusta que nos comuniquemos directamente con los mortales, y menos en la actualidad, pero ha hecho una excepción conmigo ya que los romanos siempre han sido mi pueblo favorito —Sonrío sin mostrar los dientes, guiñándome un ojo—. Pero solo se me permite hablar unos minutos, así que escuchen.

Me señaló, y su ceño finalmente se frunció. Sentí que los campistas a mi alrededor retrocedían, debido a su ira contenida.

—Mi hija debería estar muerta, debido a su insolencia y mediocre intento de protección —Sus ojos brillaron, sanguinarios, observando el temor que causaba. Incluso yo, que era la víctima, temí ser el campista al que se dirigía—. Juro que el culpable lidiara con eso y me encargaré de que la agonía sea su único aliento de vida por el resto de la eternidad.

Soltó un suspiro, antes de recomponerse con un semblante aburrido. Era imposible seguir todas sus emociones que parecían cambiar en segundos.

—Pero cómo se habrán dado cuenta, no lo está. Los monstruos contra los que luchan ya no vuelven al Tártaro cuando son eliminados. E incluso algunos mortales que fallecieron hace mucho han vuelto a vagar por la tierra.

¿Eran imaginaciones mías o mi padre estaba mirando furiosamente a Nico di Angelo?

—Tánatos ha sido encadenado —anunció Marte—. Las Puertas de la Muerte han sido forzadas, y nadie las vigila... al menos, de forma imparcial —el suspiro de él en mi dirección, no me pasó desapercibido y por alguna razón, me sentí nerviosa—. Gaia permite a nuestros enemigos salir al mundo de los mortales. Sus hijos, los gigantes, están reuniendo ejércitos para enfrentárseles: unos ejércitos que no pueden matar. A menos que la Muerte se libere y retome sus funciones, serán aplastados. Deben encontrar a Tánatos y liberarlo de los gigantes. Solo él puede invertir el curso de los acontecimientos.

untouchable! ━ percy jacksonWhere stories live. Discover now