Capitulo 9. En busca de alianzas

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Con amuletos mágicos que brillaban con la esencia ancestral de la cueva, María, John y Zephyr emprendieron el camino de regreso hacia el reino del sur. El viaje estaba marcado por la urgencia y la responsabilidad, pero también por la incertidumbre de lo que les depararía en su odisea para derrotar a Melgar.

El regreso al reino del sur no era solo una travesía física; también era un viaje de reflexión y preparación. Mientras caminaban por los senderos que los llevaban de vuelta a casa, la conversación entre los tres se tornó en un diálogo profundo sobre el destino del reino y el peso de la tarea que tenían por delante.

Finalmente, las murallas del reino del sur se alzaron ante ellos. Con una mezcla de alivio y emoción, atravesaron las puertas del reino y fueron recibidos por el bullicio y la actividad de la vida cotidiana.

La entrada al reino del sur estaba custodiada por imponentes puertas, vigiladas por soldados con armaduras resplandecientes. María, John y Zephyr se acercaron a los guardianes y solicitaron una audiencia con el rey. Sin embargo, los guardias informaron que el monarca se encontraba ocupado y no podría recibirlos de inmediato. La respuesta, aunque comprensible, generó cierta impaciencia en los aventureros, quienes decidieron esperar en una taberna cercana mientras el rey liberaba su agenda.

El lugar elegido para la espera fue un animado establecimiento conocido como "El Caldero y la Lira". La taberna, iluminada por la cálida luz de las lámparas, resonaba con risas, canciones y el tintineo de las jarras de cerveza. Los aventureros se sumergieron en el bullicio del lugar, buscando un rincón donde pudieran compartir sus experiencias y reflexionar sobre el próximo paso.

 Los aventureros se sumergieron en el bullicio del lugar, buscando un rincón donde pudieran compartir sus experiencias y reflexionar sobre el próximo paso

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El olor tentador de guisos y asados llenaba el aire mientras María, John y Zephyr se acomodaban en una mesa de madera pulida. A su alrededor, lugareños disfrutaban de sus comidas, compartían historias y se sumían en el ambiente acogedor de la taberna. La camarera, una mujer con una sonrisa tan radiante como el sol, se acercó para tomar sus pedidos.

La taberna era un reflejo del reino del sur: vibrante, diverso y lleno de vida. Músicos tocaban melodías alegres en una esquina, creando una banda sonora que celebraba la resistencia contra las sombras que se cernían sobre el reino. Los aventureros, hambrientos después de su travesía, deleitaron sus paladares con platillos locales mientras absorbían la energía del lugar.

A medida que disfrutaban de la comida, los aventureros se dieron cuenta de la conexión profunda que el pueblo tenía con la princesa Nimra. Las conversaciones a su alrededor resonaban con elogios y anécdotas sobre la joven gobernante. Los lugareños compartían historias de la princesa que, incluso en medio de la oscuridad, se esforzaba por mantener la esperanza y la unidad en el reino.

Entre los comensales, un anciano de barba blanca se acercó a la mesa de los aventureros. Con chispeantes ojos azules, expresó su gratitud por el coraje de Nimra y su firmeza ante la adversidad. Relató cómo la princesa, después de la trágica muerte de su madre, se convirtió en un faro de luz en tiempos oscuros.

Susurros del Reino EncantadoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora