DIECISIETE

4 1 0
                                    


Aba se encuentra en una celda oscura y fría, atada de pies y manos. Escucha pasos acercándose y ve que la puerta de la celda se abre. Entra un hombre vestido de negro con una sonrisa malvada en el rostro.

—Hola Aba, mi nombre es Belial. Amodeo quiere que te unas a nuestro bando, eres muy importante para él.

—¿Unirme a los demonios? ¡Ni lo sueñes! Soy un nephilim, y nunca me uniré a las fuerzas del mal—soltó ella frunciendo el ceño con asco frente a su petición.

— Lo sé, lo sé. Pero Amodeo quiere que pienses en todas las cosas que podrías conseguir si te unes a nosotros. Imagina poder controlar tus poderes como nunca antes, y no tener que esconderte de nadie...—se rió sin ganas.

— No necesito controlar mis poderes, y mucho menos unirme a los demonios para hacerlo. Tengo mi vida, mi familia y mi hijo Nathaniel a quien proteger. Y no voy a dejar que nada ni nadie me aleje de ellos.

— Entonces, tendremos que hacer que cambies de opinión—declaró con una sonrisa siniestra.

Se acerca a Aba y coloca su mano en su frente.

De repente, Aba siente un dolor agudo en su cabeza, como si algo estuviera tratando de entrar en su mente. Grita y lucha para liberarse, pero el hombre la sostiene con fuerza.

—No serás tan fuerte cuando termine contigo—soltó él con voz burlona.

La escena se corta mientras Aba lucha contra la posesión demoníaca.

—Hola, Aba. ¿Te acuerdas de mí?

—¿Quién eres? ¿Qué estás haciendo en mi cuerpo?

—Soy un demonio. Y estoy aquí para hacerte una oferta.

—No quiero hacer tratos con demonios.

— Pero deberías considerarlo. Puedo darte poderes más allá de tu imaginación. Serás libre de todas las limitaciones humanas. Piénsalo, ¿no te gustaría ser la más poderosa de todas las criaturas sobrenaturales?

— No, no quiero nada de eso. Prefiero seguir siendo humana.

—No sabes lo que te pierdes. Pero no importa. Si cambias de opinión, solo házmelo saber.

—Nunca te lo diré. Sal de mi cuerpo ahora mismo.

—Como quieras. Pero recuerda, siempre estoy aquí si cambias de opinión.

—Hola, hermanita. ¿No te alegras de verme?

—¿Belial? ¿Eres tú quien ha estado hablando en mi cabeza?

—Sí, soy yo. Pero no te preocupes, no te haré daño. Solo quiero hablarte.

—¿Por qué estás dentro de mi cabeza? ¿Eres un demonio?

—Sí, lo soy. Pero no soy un demonio cualquiera. Soy tu hermano mayor.

—Eso no puede ser cierto. Mis padres son un ángel y un demonio. ¿Cómo es posible que tengamos un hermano?

—No te lo han contado todo, ¿verdad? Pues bien, déjame decirte la verdad. Tu madre no era solo un ángel. También era un demonio. Y tu padre, Amodeo, tuvo muchos hijos antes que tú. Yo soy uno de ellos.

— ¿Qué estás diciendo? Eso no puede ser verdad. Mis padres nunca me hablaron de un hermano.

— Tal vez no quisieron decirte la verdad para protegerte. Pero ahora es momento de que la sepas. Y te necesito de mi lado en esta guerra. Los ángeles y los demonios se están destruyendo mutuamente, y los humanos están atrapados en el medio. Necesitamos unirnos y luchar juntos contra nuestros enemigos.

Hechos de fuego y luzWhere stories live. Discover now