4. Entre ir y quedarse duda el día

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Aristoteles, el gran polímata de la antigüedad, fue una de las mentes brillantes en la época helenística, a lo largo de su vida, divulgó sus posturas en determinados temas y otorgó definiciones a un sinnúmero de términos, entre ellos: la paciencia. Representada como una virtud que capacita a las personas para mantener la calma y la compostura frente a emociones fuertes generadas por las desgracias o aflicciones, permitiendo al individuo superar dichos momentos con serenidad y calidad mental, sin ser dominado por las reacciones impulsivas.

En un periodo de tiempo, fue tutor del joven heredero al reino de Macedonia, sin embargo, Aristoreles nunca tuvo que esperar a que Alejandro Magno saliera de la lavandería para impartir tutorías.

¿Por qué Taehyung tardaba? Luego de diez minutos, Yoongi apagó el motor del carro y entró al local.

—¿Cómo qué no sabes dónde está mi ropa? ¿Crees que la cara bonita te va a durar para siempre cuando eres un bueno para nada?  Me sorprende que te hayan contratado ¿qué esperas? Ve a buscar mi ropa, ahora—gruñó.

No se había alejado del silencio para escuchar faltas de respeto a terceros.

Yoongi metió sus manos en los bolsillos del pantalón y aclaró la voz.

—El que vista así, solo camufla su falta de educación. Carece de paciencia y por supuesto es un irrespetuoso.

Obtuvo como respuesta un bufido de quemeimportismo.

—¿Y tú, quién te crees?—preguntó el hombre, sin esperar respuesta, volvió a prestar toda su atención y enfado en el trabajador de la lavandería—. ¿Te quedarás así? ¿Sin hacer nada? ¿Qué estás esperando, mocoso?

Jimin se tensó a medida que el hombre lanzaba una pregunta tras otra, prenzó los labios mientras mantenía la cabeza gacha, viendo únicamente la baldosa impecable y dos pares de zapatos.

Todo estaba marchando bien, tenía en la percha de entregar las prendas de Oh Jihee, no obstante, su compañero del turno de la noche había incurrido en un error, cambiando las prendas en las perchas de entrega a domicilio. Y, para desgracia de Jimin, terminó siendo una víctima colateral.

—Señor Oh, ya le mencioné que existió una confusión, le extendemos unas disculpas por su tiempo perdido, la ropa será entregada en su domicilio y se le realizará el debido reembolso—dijo con la voz entrecortada, tratando de camuflar su miedo.

—Que quede claro que voy a poner una queja sobre esto—informó, empujando con su mano el hombro de Jimin.

—Esto me parece un chiste—terció Yoongi, haciendo a un lado a Jimin. Él le observó con el ceño fruncido, parecía recién reaccionar por su presencia—. Aprenda a tratar a las personas ¿acaso no le enseñaron a no tocar a una persona sin su consentimiento? No vaya a ser que se tope con alguien que no debe—advirtió, dando un paso adelante.

El señor Oh soltó una carcajada exagerada, tanto así que sus hombros se movieron sin sentido de arriba hacia abajo, sin importarle los comentarios de Yoongi, dijo:

—No eres más que otro mocoso.

Oh Jihee solo siguió con las ofensas.

—Señor Oh Jihee...—murmuró Jimin.

Yoongi parpadeó incrédulo.

Jimin intentó disculparse de nuevo, pero Oh Jihee no se lo permitió.

—He tenido suficiente, espero mi ropa en casa. Por otra parte, te aseguro que serás despedido por tu espantosa atención y falta de seriedad, ¿qué crees que dirán tus jefes?—murmuró, alzó  una ceja y acomodó  el reloj de su muñeca para girar sobre sus talones y retirarse.

Taipán (YM)Where stories live. Discover now