5. Vals en las ramas

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Con el vals de las ramas el otoño daba sus primeros signos de aparición. Faltaban pocos días para que las hojas de los árboles se tintaran amarillentas y rojizas con la finalidad de secarse y caer. Los troncos pronto quedarían desnudos para recibir al frío invierno y los días iniciarían a acortarse.

Septiembre con olor a otoño se acercaba.

Por la puerta de entrada de la lavandería, Jimin observó a un estudiante correr calle abajo, risueño mientras sus manos se aferraban a la hebilla de ajuste de su mochila, sonreía y volteaba cada cinco segundos hacia atrás. Luego, tres estudiantes aparecieron, corriendo con la vista hacia al frente, estirando la mano, riendo y exclamando el nombre de su amigo.

Desvió la mirada al reconocer el grupo, eran de un curso menor que él, Jimin ya se había graduado del colegio, así que ellos estaban en su último año, disfrutando de los días escolares, las amistades sinceras y las risas perpetuas.

Le restó importancia y vació sus pulmones de aire; sostuvo a Taehyung de la cintura mientras él se apoyaba de su hombro. Veía que le era difícil reclinar el pie y los quejidos de dolor a dar cada paso para salir de la lavandería le resultaban agobiantes.

Taehyung estaba impaciente y adolorido.

Yoongi se acercó a las escaleras para recoger el celular de Taehyung, la pantalla estaba completamente rota y el case transparente se había fracturado en la parte de los lados. Mitigó el estado del aparato electrónico y lo guardó en el bolsillo de su pantalón.

—Suban al carro si quieren llegar antes de que Taehyung pierda la pierna—dijo, sacando las llaves y subiendo al carro.

—¡¿Cómo te atreves a decir eso?!—preguntó Taehyung, indignado y fingiendo secarse las lágrimas que yacían secas en sus mejillas.

Una rafaga de viento abrazó el cuerpo de Jimin antes de auxiliar a Taehyung para que se sentara en los asientos traseros.

¿Jimin en serio iba a irse con ellos?

Sí.

Lo haría por la única persona que le extendió la mano en su primer día de infierno.

Taehyung le agradeció con la mirada y se acomodó a un lado para hacerle espacio.

—Taehyung, yo no lo pensé antes, pero ¿puedes ir a un hospital? No es arriesgarse a que...

—Eso no es problema—dijo Yoongi—. Ahora, ¿podrías cerrar la puerta?

Yoongi debía admitir que le parecía gracioso ver como el entrecejo de Jimin se arrugaba cada vez que se enfadaba.

Por otro lado, Taehyung admiraba la manera en la que Jimin nunca se quedaba callado, la noche que lo vio descalzo y vulnerable, hace dos meses, le hizo creer que era una esfera de cristal rota, pero al día siguiente, cuando se enfrentó con Yoongi, reconoció la valentía y ganas de seguir adelante a pesar de haber perdido todo lo que tenía.

Jimin no era una esfera de cristal rota, él era una esfera de fuego.

Y, Taehyung lo ratificó una madrugada donde le era imposible conciliar el sueño. A la una de la mañana, salió de su habitación en busca de un vaso con agua, los pasillos de la casa estaban sombrías y silenciosas, sin embargo, antes de cruzar el corredor que daban a las escaleras de la planta baja de la casa, observó la puerta del estudio de Yoongi entreabierta, la luz de dentro se colaba por las partes vacías de la entrada.

Taehyung creyó que Yoongi había olvidado apagar el interruptor, por lo tanto, con pereza y con los ojos entrecerrados se dirigió en dirección a la habitación de estudio para cortar la energía eléctrica, pero antes de empujar la puerta, la voz de Jin le hizo detenerse, se sorprendió porque él estaba de viaje; fuera del país con otra franja horaria y además había decidido cortar comunicación para "encontrarse consigo mismo" porque el trabajo lo había consumido en exceso, aunque más bien Taehyung lo definió como "unas merecidas vacaciones luego de trabajar día y noche".

Taipán (YM)Where stories live. Discover now