personas inesperadas

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Emma

El móvil sonaba y yo lo escuchaba a lo lejos, pidiendo por favor que Vanesa contestara.

– Emma... Gorda– luego escuché la voz de Vanesa.

Definitivamente no era su móvil.
Dos días habían pasado desde su cumpleaños y seguíamos intentando adecuar nuestro sueño, nos dormíamos de madrugada por quedarnos conversando o tomando café mientras veíamos una serie, y si, cuando digo "una serie" me refiero a Grey's Anatomy porque en esta casa solo se ve esa serie y los ponys, nada más. Vanesa no tiene derecho a usar la televisión.

Abrí los ojos pidiendo por favor poder volver a cerrarlos luego de contestar la llamada, pero ví que era del hospital y cambió mi perspectiva del día. Lo que sería un día en la camita abrazada de Vanesa se convertiría en un día de quirófano por lo visto.

–dime– respondí mientras me sentaba en la cama y me acercaba el móvil.

–¿Puedes venir? Sé que estás con tu descanso pero ha llegado la chica que ha estado en psiquiatría... Te necesitamos Emma–

La chica de psiquiatría, una modelo que desde muy pequeña su madre le exigió un peso ideal, estuvo internada por trastornos alimenticios, yo no tenía nada que ver allí, pero mis amigos solían sacarla a pasear por el hospital cada vez que había un avance en ella. Con solo veinte años me hablaba de libros como si llevase mil años leyendo todo lo que saliese al mercado, todo autor que yo le dijera lo conocía y aunque ella no quisiese comer en ese momento cada vez que llegaba a mi oficina llevaba un caramelo en su mano para mi, el cual yo se lo intercambiaba por una fruta, siempre era el mismo trato, yo me comía el caramelo si ella comía un poco de la fruta, siempre aceptaba. "Solo porque eres tú" respondía mientras me sonreía.

Ambas estábamos enamoradas de la otra, pero nunca lo dijimos, hasta el día que ella se acercó y dejó un beso en mis labios para luego irse corriendo por el pasillo donde la estaba esperando quien la llevaba a todas partes. Yo solo reí, yo no hubiese dado ese paso para no romper el vínculo de paciente y doctora, aunque no fuese mi paciente.
Luego a ella le dieron el alta porque había mejorado notoriamente y nos seguimos encontrando fuera, fué algo fugaz, pero nos marcó a ambas porque no había chica más tierna que ella.

–emmm... E... Está bien?– pregunté con nervios.

–ven, Emma, por favor–

Si me llamaban en un día libre solo era para entrar a quirófano con mi equipo. Si alguien entraba a quirófano es obvio que no estaba bien, hay que tener una complicación para ser operado... No estaba bien, definitivamente no estaba bien.

La llamada había finalizado y yo seguía con el móvil en la mano, un escalofrío recorrió mi cuerpo y me levanté de la cama lo más rápido que pude, lo que me provocó un leve mareo.

–¿Estás bien?– preguntó Vanesa levantándose de la cama para sostenerme.

–si... Si... Bien– respondí mientras me salía de su agarre para poder vestirme.

–¿Vas a trabajar?– preguntó mientras se sentaba en la cama.

–si, Vane, es urgente–.

–¿No tenías que hacer reposo?–.

El reposo. Lo había olvidado por completo.
El día anterior habíamos ido a hacer la extracción de ovocitos, para así poder seguir con el paso que involucraba a Vanesa.
La anestesia había sido muy fuerte para mí, por lo que había estado unas cuantas horas aturdida, no voy a mentir, me sentí muy mal después de la anestesia. Hoy ya estaba un poco mejor, pero debía quedarme en la cama, aunque por otra parte no podía dejar sola a Lucía.

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