No me digas que me quieres [2]

9

La chica más afortunada del mundo

Ares

Cuento las pequeñas líneas que se crean por la textura rugosa de la pared hasta que pierdo la cuenta, he pasado más tiempo del que quisiera con eso, al menos por lo que parece una eternidad, pero apenas he logrado controlar el zumbido de los oídos junto con la ola del calor que sentía en todo el maldito cuerpo al punto de ser insoportable y quemarme. Parpadeo soltando una exhalación que me hace tener un dolor en el pecho, miro el reflejo de luz que se hace presente en la blanca pared, siendo una señal de que está amaneciendo y que estuve demasiado tiempo viendo la pared, perdido.

Veo como se empieza a intensificarse el color conforme la iluminación entra por la ventana. No sé qué mierda espero que suceda porque se no pasara nada, llevo al menos dos horas dándole vueltas a todo esto sin poder obtener una explicación porque simplemente no lo entendía.

Le di espacio, vaya que le he dado su maldito espacio cuando quise llamarle el doble de las veces que lo hice, pero me contuve y aun asi eso no funcionó. No parece ser suficiente. A pesar de que llegué a considerar cometer una locura por la maldita incertidumbre, no lo hice porque sabía no ayudaría en nada y espere, solo espere. Parecía una especie de maldición porque cuando recibí la llamada seguía mirando el techo, al ver su nombre en la pantalla creí que lo estaba imaginando, pero cuando seguía insistiendo para que lo respondiera me di cuenta de que no era producto de mi imaginación y contesté, llevándome una tremenda sorpresa del porque llamó y cuando decide llamar me doy cuenta de que es para decirme todo lo contrario a lo que esperaba, lo que dijo me hizo ver rojo.

No podría controlar lo que sentí hace unas horas, por lo que dijo, por lo que hizo. La furia y la ira fueron lo primero que entró en mi sistema apenas terminó la llamada, con sus últimas palabras repitiéndose en más de una ocasión dentro de mi mente.

"No creo que sea bueno esto"

"Espero que lo entiendas, Ares..."

Retumban dentro de mi como un maldito martillo que constantemente me está golpeando. Entender, quería reír porque sentía que ya habíamos pasado por esto, otra jodida vez, en otra maldita circunstancia, pero parecía la misma mierda de antes. Solo que esta vez me sentía de manos atadas. No podía ir y buscarla, preguntar por ella, a pesar de que lo hice, es diferente. Todo se siente tan familiar y a la vez tan malditamente diferente que me molestaba.

Principalmente porque estaba a ciegas, no tenia ni idea de que me diría eso y no pude hacer nada más, como le dije tomó una decisión, lo que hizo fue avisarme de aquello que ya habia considerado, no, que habia dictado respecto a esto. Entendía que nada de esto no era como antes, ni siquiera de cerca, pero que existía y con eso dijo no podía hacer nada más.

Es por eso que mi teléfono yace hecho añicos en el suelo, no era necesario que lo tomara para ver qué estaba perdido, el cristal roto dice mucho respecto a eso, al igual que los pequeños trozos esparcidos por toda la alfombra. Es un desastre, asi se sentía porque no lo pensé cuando lo hice, no me importo quedarme sin un medio de comunicación si no podía utilizarlo con ella.