Capítulo 5: La tía en la torre

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Para ser la habitación a la que nadie entra, Bruno hubiera esperado que la torre fuera tétrica, oscura y quizás, con un diseño mucho menos acogedor que con el que se topó al abrir la puerta.

El interior de la habitación de Mirabel bien podría sacarse de un edificio como una librería antigua de buen gusto, se encontró con paredes laterales rodeadas de estantes con montones de libros por un lado y con un montón de material de costura del otro, en el centro de la habitación se notaban dos grandes divisiones: del lado derecho se hallaba una mesa de costura de madera con su respectiva máquina de coser, junto con un montón de hojas de papel, lápices de colores y lápices de dibujo, por el lado izquierdo te encontrabas con unos sillones de aspecto acogedor junto con una mesita de lectura, en suelo decorado con una alfombra de aspecto acogedor, mientras una luz tenue de aspecto cálido provenía del techo.

Bruno se aventuró a explorar con la mirada la habitación y con asombro se acercó a los estantes llenos de materiales coloridos.

Pronto, notó que en los estantes del lado derecho se podía observar una tenue sombra detrás, guiado por la curiosidad del entorno se acercó a la zona, pronto descubrió que detrás de la sala inicial, se encontraron unas escaleras de madera en un lindo color marrón. brillante, el joven sin regalo empezó a subir los escalones esperando que no fueran demasiado largos.

•••

Y Bruno habló demasiado pronto.

Después de lo que parecía una eternidad de escaleras y giros rodeado solo por pequeñas fotografías familiares y pinturas colgadas de las paredes, Bruno llegó a un amplio espacio con pisos de madera, a los lados se encontraron dos puertas separadas por un tramo de pared: una de madera más oscura a la izquierda ya la derecha una puerta con un marco que emitía una curiosa iluminación amarillo brillante mientas la puerta contenía diseños intercalados entre reloj de arena y mariposas parpadeantes.

Bruno se decidió por ir a la puerta de la derecha.

•••

Un largo pasillo brillando entre tonos rojos, amarillos y naranjas lo recibió, la inquietud comenzó a apoderarse de él.

Cuando llegó al final, una sala parecida a la primera que se encontró lo recibió, unas paredes de piedra a los lados, una gran chimenea frente a él con un fuego bajo, una tenue luz dorada proveniente de candelabros sostenidos del techo, una suave alfombra. roja en el piso y unos sillones individuales a lados opuestos fue lo que vio, bueno casi todo...

En el centro de la habitación una persona sentada frente al fuego hablo:

-Julieta, hermana, te dije que estoy bien. Me dejaste un montón de arepa con quesos para la próxima semana.

Bruno quedó en shock.

-¿Julio? - su tía Mirabel se levantó y se dio la media vuelta.

•••

Mirabel no estaba teniendo una buena semana.

Todo había comenzado hace ¿Tres?, ¿Cuatro?, ¿Dos días?, No estaba segura, el tiempo en la torre se sentía infinito, jajaja, tiempo infinito, chiste interno y uno muy malo por cierto, un chiste muy malo cuando tienes. el "don" de "ver" el futuro, y no de moldearlo como la mayoría de la gente cree que haces.

Sentenciar el futuro- si claro, ojalá fuera así.

Desafortunadamente la gente no entendía que ella era solo una mensajera, no la que "definiría" o "sentenciaba" el futuro.

Aprendió de primera mano como la gente enloquece por una "mala" profecía ( conste que ella les decía que no era mala, solo era una advertencia y que la persona en cuestión tenía tiempo para prepararse )... no importo mucho, así que acabo comprando un par de lentes de repuesto y teniendo un par de arepas en sus bolsillos de la falda como precaución... y cuando la cosa iba bien, bueno, ese era su trabajo ¿No? .

Sí.

En fin, se estaba desviando del tema, está semana no era buena para ella.

Había comenzado con el anuncio de su hermana, Julieta acerca de la ceremonia de Antonio, su último sobrino, Mirabel estaba triste, ella solía ser muy buena con los niños, había estado unida a Camilo y Bruno, le encantaba hacer regalos y convivir con los más pequeños, sin embargo por "el bien de la familia" se había alejado... Prácticamente no conocía nada de su sobrino más nuevo a excepción de uno o dos comentarios de Julieta... Lo hubiera dado todo por estar y conocer a su nuevo sobrino, por Estar con su familia, pero claro, lo había tenido que arruinar la última vez.

Lo había arruinado tanto.

Pero como si perderse la última ceremonia no había hecho suficiente por su moral, el temblor de anoche solo hizo que empeorará...

Estaba sucediendo.

De lo que tanto tiempo había tenido miedo, estaba sucediendo y ella estaba aquí, confinada sin poder hacer nada, atada de pies y manos, mientras la magia fallaba...

Mamá Alma había cometido muchos errores y Mirabel no podía arrepentirse más de lo que ya estaba por haber abierto la boca en lugar de "haber sellado el destino" como le había recriminó a su madre.

Mirabel siempre había creído que su familia comprendía su regalo de verdad, al parecer se había equivocado.

Por eso imagina su sorpresa cuando escucho a una persona acercándose, se suponía que Julieta solo tenía permitido venir a verla y dejar comida suficiente para una semana, lo que según sus cálculos había sucedido no hace mucho, debido al número de arepas y demás alimentos aún. suficiente para una buena cantidad de días.

-Julieta, hermana, te dije que estoy bien. Me dejaste un montón de arepa con quesos para la próxima semana. - Cuando los pasos cesaron, Mirabel se tomó un tiempo para bromear con su hermana.

-¿Julio?

Pero cuando no recibió respuesta, decidió dar la cara.

Y... Este chico frente a ella, definitivamente no era su hermana Julieta.

No Sé Habla De Mirabel Where stories live. Discover now