Capítulo 7: El don de ver

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-¡La abuela hizo qué!?

La vidente esperaba todo tipo de reacción por parte de su sobrino, menos está.

-¿Dices que Abuela prácticamente te obligó a vivir aquí?

-Bueno...

-¡Eso es horrible!, ¡¿Cómo se atreve?!

-Yo…

-¿¡Por qué no dijiste nada!?, ¿Por qué no te defendiste más tía? -termino con confusión visible.

-Ay Bruno – suspiro- yo solo, estaba asustada y confundida supongo, normalmente yo, solía defenderme, hacerle ver las cosas a mamá de forma diferente, pero, supongo que… supongo que yo terminé por creer las cosas que decía la gente de mi y de mi don eventualmente, lo que dijo ella fue el golpe final – miro al chico a los ojos – amo a mi familia, la amo demasiado como para dejarla, no digo que lo que hizo estuvo bien, pero, sentí y siento que estaba dañando a todos, tú profecía fue solo lo último que necesitaba para quebrarme…

-Tía…

- Eventualmente comprendí que lo que pasó no había sido correcto, me llevo tiempo comprender eso Bruno y aún lucho con ello… Amo a mi familia y aún amo mi regalo, de alguna forma, la decisión que tome hace años me dio ambos, ¿tener ¿A mi familia desde la distancia?, Si, pero era mejor que nada.

-Mamá?...dijiste que mamá te deja comida – Bruno le mostró su modo investigador – Si la abuela fue la que te obligó a hacer esto, ¿Por qué no le dijiste nada a mamá?

-Intente- su tía jugo con sus dedos – pero, no pude – sus hombros que encorvaron – si le decía a Julieta, era probable que tendría que decirle acerca de tú profecía y… no sé si ella lo tomaría bien, y yo… no tenia ni tengo una garantía para asegurarme de que estarías bien, lo siento si me rendí Bruno – le dio una mirada de disculpa – preferí callar… valla, supongo que la discusión de esa noche aún me afecta, he?- intento bromear.

-Tía, tu situación no es para bromear, la Abuela prácticamente te encerró aquí! – el joven presionaba a la mayor -Te dijo cosas horribles, hizo que te sintieras mal y acabo con tú autoestima a tal grado que te viste como un peligro durante mucho tiempo! – le recriminó – ¡no fuiste capaz ni siquiera de hablar con tú hermana!

-Yo, bueno, si, se oye horrible de esa manera…

-No se oye, es horrible.

-Tía, ¿Alguna vez volviste siquiera a usar tú don?

-Eh, si, un par de veces, más bien sucede a veces, verás Bruno, las profecías pueden ir y venir de repente, algunas veces mientras duermo, otras mientras hago cosas al azar – enumero – y otras cuando las invoco – guardo silencio - pero está última forma no la hago desde hace mucho tiempo, no señor – le dijo como un mantra.

-¿Por qué no?

-¿Por qué no, qué?

-¿Por qué ya no invocas tus profecías?

-Si, sale mal, suele salir muy mal.

-Pero dices que amas tu don, ¿Eso no negaría una parte de tú regalo?

-Amo mi don, eso no quiere decir que eliminaré la parte mala que viene con el.

-Tía- le dio una mirada escéptica.

Tuvieron un breve duelo de miradas.

-Agh bien, la invocación fue la forma en que obtuve tú profecía bien!?, Puedo tener o no, un pequeño trauma con eso, ¡¿Contento!?

-¡Ajá!

Mirabel le dio una mirada molesta.

-Has pensando en – se acercó y empezó a rondar a Mirabel – No sé, mirar si algo a cambiado en tú profecía desde hace diez años?

No Sé Habla De Mirabel Where stories live. Discover now