Capítulo 9: Hermanos

55 6 0
                                    

La cena no podía ser de lo más incómoda.

Toda la familia estaba reunida en la mesa, Bruno había encontrado lugar entre su padre Agustín y su hermana la "perfecta" Isabela.

Pero para llegar hasta aquí, hay que recordar un poco lo que pasó antes:

Cuando los cuatro ( Dolores, Camilo, Agustín y Bruno ) fueron llamados a la mesa, se vieron obligados a actuar rápidamente, Dolores y Camilo salieron de su ensimismamiento primero que los otros dos, Milo se acercó rápidamente a Bruno, sacudió su hombro mientras Agustín sacudía la cabeza y junto con Dolores tomaban la profecía del suelo, Bruno tenía la mente a mil por hora.

-Bien, todos, estamos de acuerdo que necesitamos guardarnos está información por un tiempo- consulta Camilo.

-Sí – respondieron Agustín y Dolores.

-Eh, yo, de hecho hay más que – Bruno se obligó a tratar de explicar más pero fue callado.

-Tranquilo Bruno- Camilo le apretó el agarre en uno de sus hombros y le dio una mirada reconfortante- No permitiremos que nada te pase.

-Pero – Bruno enserio necesitaba hablar, más era interrumpido una y otra vez.

-Descuida mijo- Está vez su padre se acercó con la profecía en la mano seguida de Dolores -Nada de esto pasará y nadie dirá nada – sentencio ayudado por los otros dos.

-Si primo, olvidaremos esto por esta noche- Camilo respalda a su tío.

-En efecto, mijo, ahora – otra interrupción más.

-¡Todos, a la mesa!

-No importa, escucha Bruno, ve a cambiarte de atuendo, Dolores y yo nos encargamos de esto – su padre escaneo el área – Camilo – se dirigió al cambia formas.

-¿Si tío?

-Ayuda a cambiarlo – ordenó.

-Claro tío – afirmó.

-Pero papá, esa profecía no es todo…

-Si lo sé Bruno, tienes miedo, descuida hijo, no dejaremos que nada malo suceda- Agustín no dejó terminar al chico, le dio un abrazo y luego lo apresuro – vamos chicos, rápido a cambiarse.

-Pero...

-Descuida hijo, lo tenemos controlado – Camilo lo tomo del brazo y se lo llevó a rastras a la guardería.

Bruno se encerró en la guardería, dejando a Camilo fuera mientras se quitaba la ruana favorita de toda la vida, se abrochaba la camisa, buscaba el chaleco azul marino y una corbata azul turquesa, se puso la corbata, se abrochó el chaleco y guardo la profecía en su ruana… ¡¿Por qué no lo habían escuchado!?, Todo se hubiera resuelto y se hubieran ahorrado el drama… ¡pero no!, Ahora solo podía esperar a que guardaran bien la profecía… si no, habría grandes problemas.

•••

Bruno no aprende.

Deberías dejar de pensar antes de que las cosas sucedieran.

Apenas había puesto un pie fuera de la guardería cuando se encontró con un Camilo pálido mirando al pasillo.

-¿Leva? – No respondió.

-¿Camilo? – tampoco hizo mucho.

Bruno entonces decidió arriesgarse a mirar…

Su papá junto con Dolores miraban hacia el patio central con cara de horror marcada.

Bruno se aventuró a mirar también, maldición, cuánto deseaba haber sabido mejor que su suerte se había agotado en las últimas horas y haber tomado la profecía de las manos de su padre…

No Sé Habla De Mirabel Where stories live. Discover now