37: |Remeras a juego|

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La noche cayó rápidamente para ambas, Sana y Tzuyu se habían ido después de comer, Won se había dormido hace un rato mientras veían Leo, una nueva película de Netflix. Ambas siguieron mirándola por un rato, hasta que decidieron sacarla para que al día siguiente la pequeña no se enojará por verla sin ella. 

-Ya es tarde... ¿Quieres quedarte a dormir?.- la rubia habló mientras levantaba algunas cosas de la mesita frente al sofá.- 

-Sí, claro... Déjame avisar.- la menor asintió, tomó a Wonyoung en brazos, quien se removió un poco y se alejó.- 

-Hija.- la voz somnolienta de su padre le hacía saber que ya estaban durmiendo.- ¿Ya vienes o te quedarás donde la rubia?.- preguntó.-

-Me quedaré, pa... ¿Puedes avisarle a mamá? No quiero que por la mañana nos moleste a los dos por no saber dónde estoy.- 

-Si, si, tranquila yo le avisó... Cuídate y por favor, no hagas nada raro con esa chica.- ambos soltaron una risa y después de eso, Mina colgó.-

Si, sus padres no conocían a Chaeyoung, pero ella siempre les hablaba de la menor. Aunque su padre si la conocía, podía decirse que la tenía algo fichada por años anteriores, donde, algunas veces, iniciaba peleas con distintos compañeros, los cuales, siempre, terminaban con algo roto por culpa de las amigas de la rubia, en ese entonces, castaña.

-¿Y? ¿Estás lista para irte a cambiar? Tengo ropa que posiblemente te quede.- Chaeyoung apareció otra vez por las escaleras, la japonesa asintió y apagó la televisión antes de seguir a la dueña de la casa.- 

Esa sería la primera vez que se quedaba ahí y estaba por así decirlo, algo nerviosa, nunca se había sentido así cuando se quedó a dormir por primera vez en otros lugares, quizás si, en la casa de Sana cuando eran niñas y ella no era de salir de su casa o en la casa de Momo, también a la misma edad, pues el padre de la pelinegra le daba cierto miedo, pero el señor Hirai terminó siendo una persona muy amable, al cual hoy, consideraba casi un padre. 

Pero algo era diferente, no sabía muy bien qué, pero... Chaeyoung no era su amiga, no era una niña obsesionada con My Little Pony o algo así. Era su ¿Novia? y era una adolescente, y ella simplemente, jamás había entendido bien como se supone que se tenían que tratar las parejas, aunque había visto a muchas, ella simplemente no lo sabía, ya que, con Draco Moderno, nunca se habían tratado como una verdadera pareja, era más como... Unos desconocidos en una relación, una relación en la cual no existía el cariño, solo... ese tipo de "beneficios", pues para ella, no lo eran. Bambam solo podía considerarse una cuartada ante sus padres, quienes, aunque parecieron algo disgustados con el chico, sabían de las influencias de sus padres y eso sin duda, les era de gran ayuda. 

Y ahora estaba ahí, a punto de dormir con Chaeyoung, quien no sería una cuartada, solo sería la verdad.

-Creo que esto te quedará... Iba a ser un regalo de mamá para ti, pero... No llegó a dártelo.- le extendió una pequeña bolsa, de la cual sacó una remera, la extendió y era blanca con un pingüino en el medio, el animalito sostenía una flor, de la bolsita también saco una cadenita con una C.- La mando a hacer con una amiga, dijo... Dijo que caminabas como un pingüinito.- añadió la rubia.- A mí... Me mando a hacer una con un tigre.- se acercó a su armario y sacó una remera igual de larga, se la mostró y tal como decía, el tigre extendía una flor igual al pingüino.- 

-Estoy segura de que ella quería que la usemos a juego.- dijo mientras se sacaba su sudadera y remera para ponerse la remera recién entregada, se miró en el gran espejo de la habitación de la menor y sonrió con tristeza.- ¿Me ayudas con esto?.- alzó la cadenita y la rubia quien ya tenía la remera de tigre, asintió.- ¿A ti no te dio una parecida?.- preguntó refiriéndose al collar.-

-Si, lo tengo guardado... Ya sabes, por las dudas.- 

-Claro, ¿Dormiremos en la misma cama, enana?.- se giró cuando el collar cayó en su cuello, ambas quedaron cara a cara, una sonrisa se plantó en el rostro de la rubia y se acercó más a la nipona.- 

-No, tu dormirás en el suelo.- contestó señalando con el pulgar un colchón, del cual la mayor no se había percatado.-

-Oh, genial.- murmuró, pensando en el posible dolor de espalda que tendría mañana.- ¿Podemos acostarnos, aunque sea un ratito juntas?.-

-Claro, Minari... Acuéstate del lado del mounstro.- habló una vez se acostó en el lado que estaba contra la pared.-

-¿Mounstro? ¿En serio? ¿No tienes como unos 17 años?.- cuestionó divertida mientras se acostaba junto a la rubia.- 

-¿Y a ti qué? Won si duerme de ese lado para que a mí no me tiren las patas.- contestó mientras se abrazaba por la cintura a la castaña.- 

-Chae.- llamó después de unos segundos de silencio, el rostro de la menor dejo de descansar en su cuello y la miró.- ¿Puedo besarte?.- preguntó en un susurró cuando sus rostros estuvieron cerca.- 

-No tienes porque preguntarlo.- y la coreana fue quien junto sus labios, fue un beso delicado y dulce, uno que transmitía lo poco que sentían, pero lo mucho que sentirían.- 

Son, finge por mí. |•MiChaeng•|Where stories live. Discover now