Ex-Esposo || Im Jaebum (+18)

Cap. 1

Miré mi reflejo en el espejo, colocándome los aretes a juego, no recuerdo cuando fue la última vez que usé un vestido como este. Me gusta el echo de que, con el paso de los años, mi cuerpo se ve más espectacular. Con mi ropa de oficina, mis curvas no resaltan casi nada.

El vestido color vino, se acentúa a mi cuerpo como una segunda piel, el corte en uve pronunciado en el escote, favorece a mis pechos resaltandolos y la apertura en el costado de la derecha muestra lo suficiente de mi muslo, dándole ese toque sexy que me encanta.

Sonrío satisfecha, retocando una vez más mi peinado y tomo la pequeña bolsa, saliendo de mi departamento apresurada.

Me agradezco mentalmente, por dejar un abrigo olvidado en el asiento trasero de mi auto, pongo la marcha y justo cuando salgo a la autopista mi móvil suena.

Tiene que ser una maldita broma. Les dije que no me llamaran.

— Aquí, Han.— Murmuro descolgando.

— Lo siento, sé que dijiste que no te llamaran.— Escucho a YuGyeom del otro lado.— ¿Qué tan lejos estas de la estación del metro Jamsil?

— Como a media hora, ¿qué sucedió?

— Encontraron a una chica muerta en los baños.

— ¿No pueden atenderlo Bambam y tú?

— Tienes que venir, traía una tarjeta con tu presentación, en uno de sus bolsillos.

— Voy para allá.

Mierda. Hago una lista rápida mentalmente de las personas a las que les eh dado mi tarjeta, en lo que va del mes, pero sinceramente no lo recuerdo, ni siquiera recuerdo lo que almorcé ayer.

La fría brisa me golpea en cuanto bajo del auto, el área ya se encuentra acordonada, tomo el saco y mi placa. Supongo que internamente sabía que era posible que me llamaran esta noche y por eso la había guardado en mi bolsa.

Le enseño la placa al policía que mira disimuladamente mi vestuario, cruzo la cinta y el ruido de mis zapatillas llama la atención de mi compañero.

YuGyeom ya tomaba fotografías del cuerpo.

— Lesión cerebral traumática, hora de muerte, entre 9 y 10 pm, edad, quizás 23 o 26, tuvo una muerte muy lenta.— Habla levantado la mirada.— Lamento haber interrumpido tu cita. Te vez hermosa.

Me encojo de hombros y me arrodillo.— Gracias, pero ni siquiera llegué. ¿Fue vi*lada?.— Pregunto tomando unos guantes de látex.

Reviso el golpe en la cabeza y veo los tejidos desgarrados, confirmando lo que dijo. Muerte por traumatismo cerebral.

— A simple vista, parece que no, lo sabremos una vez que nos la llevemos.

— ¿Identificaciones?

— Nada, solo tu tarjeta, la del metro y como 1000 wones. ¿La conoces?

Niego y reviso cuidadosamente su rostro, éste no se me hace conocido, pero los golpes no ayudan a reconocerla tampoco.

— ¿Ya revisaron las cámaras?

— Bambam esta en eso.

— Es extraño que alguien que viste así, este en el metro.— La voz de Bambam me hace girar a verlo.— Oh, no lo digo por ti linda, lo digo por ella.

Se arrodilla a mi lado y señala los zapatos.

— ¿Sabes cuanto cuestan unos de estos? Son muy caros, incluso la ropa, estoy seguro que es de diseñador.— Claro que estaba seguro, fue él quien me sugirió la tienda en donde compré mi vestido.— Y mira esa manicura, mínimo se la hace cada mes sin falta. La chica debe de ser de buena familia o tenía un amante muy rico.

— O un novio, demasido molesto como para matarla a golpes. Definitivamente no fue un asalto, trae aretes, collar, anillos, no le falta nada.— Murmuro levantando la blusa. Le dieron una paliza muy fuerte. También reviso sus manos y tal parece que ni siquiera se defendió.— ¿Qué encontraste en las cámaras?

— Nadie la seguía, ni tampoco entró alguien al baño, excepto el de limpieza quien fue el que llamó. Lo que sea que le hicieron, no fue aquí.

— Si le falta algo.— Habló YuGyeom.— No trae celular, en estos tiempos nadie sale sin uno y mucho menos sin una identificación, ¿qué me dices del clima? ¿porqué no trae abrigo?

Asiento deacuerdo con él, me levanto y sigo el rastro de sangre, pero éste comenzó en las escaleras. No me extraña que nadie notara que venía en un estado muy crítico, en fin de semana las estaciones del metro están casi solitarias.

— Hay que averiguar de donde venía.— Murmuro llegando a la entrada, segura de que Bambam me seguía el paso.— Y por qué tenía mi tarjeta.