Ex-Esposo || Im Jaebum (+18)

Cap. 12

— ¿Y porqué no mejor ahora?.— Pregunta juguetón, presionando su erección en mi vientre.

Jadeo involuntariamente, notando el brillo de sus ojos marrones, que parecían destilar fuego y su cuerpo emanaba una electricidad fuerte, causado un cosquilleo en mi centro.

Se inclina hasta llegar a mi cuello, dejando un rastro de besos húmedos. Miro hacia el pasillo y al no ver a nadie, retrocedo llevándolo conmigo, recordando el punto ciego de la cámara.

Nos adentramos hasta el último cubículo, lo atraigo hacia mi boca capturando sus labios en un ardiente beso.

Gíme con satisfacción y me pega a la pared, al cerrar la puerta con seguro.

Se aparta rompiendo el beso, su lengua húmeda se desliza sobre mi cuello dando lámidas juguetonas, incitándome a querer más.

Baja el cierre de la chaqueta, he intento no gemir demasiado, pero fallo y no logro conseguirlo.— Oh, Mark...

Cerré mis ojos y arqueé mi espalda cuando sus grandes manos tomaron mis pechos con fuerza sobre el sujetador, hasta que lo baja bruscamente para liberárlos.

Gemí suavemente, cuando sentí su respiración caliente en mis pezones, deslizó su lengua sobre uno, luego lo tomó con su boca, chupándolo y succionandolo hambriento.

Mi respiración se volvió pesada y descoordinada, sintiendo mi centro palpitando y empapado.

Abro los ojos, invadida por el mormo y lo veo como empieza a descender dejando besos por mi vientre, hasta que se queda arrodillado. Su mirada conecta con mía cuando me desabrocha el pantalón y lo baja junto con mi ropa interior de un solo tirón. Me los quita junto con el calzado y muerdo mi labio, sabiendo lo que estaba por venir.

Subo mi pie apoyándome en el retrete, para darle mejor acceso, sus manos se movieron hasta mi trasero, agarrándolo firmemente y deja un beso húmedo en mi clítoris.

— Oh, sí.— Me sostengo de su hombro y mi mano libre se enreda en su rubio cabello.

Me da una lámida por todo mi sexo sin romper contacto visual y la maravillosa vista que tengo, es alucinante.— Deliciosa.— Gruñó y vuelve a lamerme, cierro mi puño en sus cabellos con fuerza.

— Chúpame fuerte.— Le ordeno, ganándome una sonrisa malvada. Estruja mi trasero con sus manos y su boca chupa mi clítoris como le ordené.— Oh, sí, Mark, justo ahí.

Su suave y caliente lengua se adentró entre mis pliegues, embistiendome y chupando al mismo tiempo.

Siento algo vibrar y me toma unos segundos darme cuenta de que se trata. Suelto el cabello de Mark, busco sin mucho interés el movil que no deja de vibrar y sonrío al ver el apellido Lim en la pantalla.

Éste momento definitivamente no me lo vas a joder.

Contesto la llamada y vuelvo a guardarlo en la chaqueta.

Hago la cabeza hacia atrás, arqueando mi espalda cuando los dedos de Mark me toman por sorpresa y jadeo excitada, los movimientos son rápidos y el sonido que hacen sus dedos al llenarse de mis fluidos, me parece fascinante.

— Joder, Mark, lo haces tan bien.— Mi voz sonaba más ronca por mi estado de excitación, pero estaba segura de que Jaebum la reconocería.

Lo aparto de mi mente y me concentro en el rubio que introduce un tercer dedo, vuelvo a jadear, mi respiración se agita más y chupa mi clítoris con fuerza. Mi cuerpo entero tiembla, y de no ser por que aún me sostengo de su hombro, ya abría caído.

Los espasmos del orgasmo llegan y me corro en boca, apenas logro respirar con normalidad, busco mi voz.— Fóllame.

Mark sonríe y se levanta, sacando su erección de los pantalones. Paso mi lengua por mi labio, deseosa por probarlo, pero él me detiene.

— Dejémoslo para más tarde.— Me dice robándome una sonrisa de complicidad. Asiento y lo veo mientras se lo coloca el preservativo.— Ven aquí.

Doy un salto y enrollo mis piernas en su cadera. Me besa con rudeza, ahogando mis gemidos y sus manos se clavaron en mis muslos desnudos, apoyándome en la pared.

Rozó la punta de su miembro en mi entrada y rompió el beso.— Mark...

Me calló introduciéndose un poco, emitió un gruñido y tomó otro impulso, para embestirme con fuerza. Se clavó profundo en mi interior, llenándome toda, continúo impulsando sus caderas, entrando y saliendo con salvajismo, soltando gruñidos graves contra mi cuello.