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Tres veces. Básicamente, tu novio te había tomado de la mano, llevándote al borde, al precipicio, de un orgasmo sólo para arrancártelo justo antes de que pudieras tenerlo. Cada vez, un gemido atravesaba tu garganta y escapaba por tus labios antes de que él te callara con un beso, diciéndote que ese sería el último. Pero no fue así, nunca lo fue. Estaba de nuevo en uno de esos estados de ánimo.
Haechan a menudo entraba en estos estados de ánimo sádicos en los que prosperaba superándote, negando tu liberación una y otra vez hasta que finalmente sentía algo de simpatía por ti. Se deleitaba con la forma en que fruncías el ceño y separabas la boca para dejar escapar un sonido de placer insondable antes de que se convirtiera en chillidos de decepción y frustración. Una sonrisa se extendía por sus labios rosados cuando tus nudillos se tensaban y luego se extendían después de ser tocados por enésima vez. Para él todo era un juego y sólo conseguía puntos cuando parecías desaliñado, descorazonado e insatisfecho.
"Hae-Haechan, por favor", salió tu voz entre respiraciones entrecortadas, la desesperación goteando de tus palabras.
"¿Sí, bebé?" Fue muy condescendiente en la forma en que se dirigió a ti, como si fuera tan inocente.
"Necesito correrme", gemiste como un animal herido, suplicando piedad, "Por favor".
"¿Necesitas?" repitió: "¿O quieres?"
"Yo-", tenías que tener cuidado, porque cualquier respuesta que respondieras a continuación determinaría tu destino en los próximos minutos, "Necesito hacerlo".
"¿Eso es así?" preguntó después de un momento de consideración.
Asentiste, siseando cuando sus dedos tocaron los moretones que dejó al agarrar tu muslo mientras te comía apenas diez minutos antes. Las comisuras de sus labios se torcieron, queriendo formar una sonrisa malvada. Continuó pasando sus dedos por tu piel, sobre tus caderas y cintura, pasando por tu ombligo, creando piel de gallina a su paso. Subiendo por el centro de tu pecho y la columna de tu garganta, finalmente los dígitos se detuvieron en tu barbilla. Inclinaron tu rostro hacia el suyo mientras él ahora flotaba cerca de ti en tu cama compartida. Su lengua salió disparada para humedecer sus labios, el sabor de tu coño todavía presente en ellos de su aventura anterior.
