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—¡Esto es hermoso!

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—¡Esto es hermoso!

Exclamó él con alegría.

Al ver esa sonrisa brillante, Yunho también sonrió.

Yunho y Yeosang llevaban ya un par de semanas saliendo; aunque no existiera una relación formal, estaba sutilmente implícito. Cada día, almorzaban y cenaban juntos cuando se les hacía demasiado tarde en la oficina; Yunho era muy atento y caballeroso y Yeosang estaba más que complacido. Sin embargo, todo ese amorío y ternura se veía opacada en buena medida por la urgencia que Yunho tenía de verse relacionado con Yeosang por el resto de abogados y otros compañeros de trabajo.

Yunho sabía que, en algún punto, tendría que hablar, decir la verdad, pero atrasaba ese momento lo más que podía a diario; se vio atrapado en un círculo vicioso.

Porque sí, Yeosang no tenía ni la menor idea de que Yunho estaba casado.

¿Cómo podría él saberlo? A penas lleva unos cinco o cuatro meses con un puesto fijo en la oficina y tampoco es que tuviera demasiados conocidos y camaradas; es más, aunque los tuviera, eran contados los que sabían acerca del matrimonio de Yunho. Nadie nunca se lo preguntaba y él tampoco se molestaba en decirlo; a veces era demasiado reservado.

Incluso, en la mayoría de ocasiones ni siquiera usaba su anillo; al comienzo no lo usaba ya que salía tan apresurado que no olvidaba en el apartamento, luego lo recordaba cuando ya estaba en el auto de camino al trabajo y más tarde lo hacía estando en casa, pero  obviaba el tener que usarlo y lo dejaba escondido en su mesa de noche.

Ya no se preocupaba por usarlo. Llevaba semanas sin hacerlo y Mingi tampoco se lo había reclamado, aunque él sí portaba el suyo aún. Al menos la última vez que Yunho se percató, hace un par de días.

Mingi, Mingi, Mingi...

La mente de Yunho se fue hasta la imagen de su esposo; él, tan lleno de energía y siempre dispuesto a charlar con Yunho, aunque el día en el hospital haya sido duro, el que aprendió a preparar comida casera solo por Yunho y que reparte besos por sus mejillas. Mingi, el que siempre estaba feliz de verlo y lo espera en casa con los brazos abiertos esperando un abrazo suyo.

Song Mingi, con ojos rasgados pero tiernos y nariz puntiaguda, siendo esos sus rasgos distintivos y equilibrados. Tan alto y delgado, moviéndose con gracia y torpeza a la vez.

Vivaz y cariñoso.

Mingi...

Yunho frunció el ceño. Sin quererlo, su mente se vio invadida de recuerdos de los últimos diez años a su lado; aunque solo tuvieron dos y medio año casados, ellos habían pasado casi toda una vida juntos.

Cuando Yunho conoció a Mingi, el abogado iba casi a la mitad de su carrera mientras que a Mingi todavía le quedaba un largo camino por recorrer. La primera impresión que tuvo de Mingi fue que era un chico torpe y algo descuidado, pero que alrededor suyo incluso en tierras áridas e infértiles las flores podrían crecer; Mingi pasaba todo el día de un lado a otro, siempre deteniéndose a mitad de camino para darse cuenta que había dejado caer algún objeto.

Los Errores De Jeong Yunho. Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin