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Mingi se sentía pésimo, terrible

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Mingi se sentía pésimo, terrible.

Sentía que se había traicionado a sí mismo, por alguna razón.

Pero cuando, un día, Yunho cruzó la puerta del apartamento y comenzó a comportarse con dulzura, Mingi no pudo evitar sentir esperanza. Esperanza por un nuevo inicio para los dos.

Fue bastante inesperado, por ende lo tomó desprevenido. Mingi solo recuerda haber estado mirando una serie sobre una pensión con extraños del infierno, cuando Yunho llegó con una sonrisa y lo trató como en meses no lo había hecho. Al comienzo Mingi dudó, pero no pasó demasiado tiempo para que empujara la incertidumbre y extrañeza y abrazara esa momentánea esperanza y se entregara al alivio. Incluso llegó a pensar que finalmente Yunho estaba recapacitando.

Esa misma noche Yunho preparó la cena para él -totalmente extraño, si le preguntan- y miró dos capítulos de la serie a su lado. Él había rodeado la cintura de Mingi con sus brazos y lo había animado a colocar su cabeza en su hombro, cosa que Mingi hizo. Para el más joven, fue como si su Yunho, el hombre del que se enamoró en las primeras etapas de la adultez, regresara. Rodeándolo con sus brazos lo hacía sentir seguro y dando besos en su mejilla cuando estaba distraído.

Una semana pasó y cada noche fue los mismo, tal vez mejor que la anterior. Compartieron tanto tiempo juntos que Mingi creyó que iba a estallar de la alegría y de la emoción. Se sintió como un niño pequeño en dulcería, sin saber con certeza a dónde mirar, pues cada lado parecía llevar consigo una nueva maravilla y él quería probarlas todas.

Se sintió tan hermoso... Que acabó siendo melancólico.

Mingi se encontró a sí mismo con una sensación desconocida en su pecho, parecida a un hormigueo pero motivada por alguna emoción, no por un malestar. Bueno, quizás era un malestar emocional. Fue bastante peculiar debido a que Mingi inició sintiendo felicidad y satisfacción, después de haber obtenido por tantos días el cariño que le fue negado por meses, pero a medida que pasaban las horas, aquel abatimiento lo abordó.

No podía sentirse contento por completo, pues en el fondo, una voz le decía que todo acabaría pronto. Mingi no sabía de dónde venía esa voz no sabía qué pretendía con su mensaje, mucho menos que significaba el mismo, pero aún así se vio afectado por esto.

Aunque alargó cuanto pudo aquel efímero brillo. Pero, como toda luz, solo era cuestión de tiempo para que se apagara. Incluso podría llegar a acabar con un estallido final que le robaría su brillo para siempre.

Dos semanas después de vivir en el paraíso, Mingi comenzó a sentir culpa. No entendía muy bien qué motivaba aquel sentimiento, pero cada vez se hacía más intenso y le hacía doler la cabeza cuando tenía a Yunho cerca. Él lo mimaba, abrazando su cuerpo y besando cada esquina expuesta y no expuesta. Se comportaba como en el pasado había sido: del tipo cuidador y atento, casi caballeresco y tan bien portado.

Los Errores De Jeong Yunho. Where stories live. Discover now