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Para Yeosang, el despertar fue abrupto y sensible.
Lo primero con lo que se encontró fue aquel techo pálido y rústico y el intenso olor a medicamentos rodeándolo. Intenti mover su mano y se percató de la vía en su brazo, mediante la cual pasaba el suero. Oía un quejido bajo y lastimero y el revolotear de papeles y pasos a lo largo de la habitación. El aire acondicionado golpeaba sus piernas y el frío se colaba por la planta de sus pies.
Le trajo recuerdos terribles y Yeosang no pudo contener las lágrimas que brotaron de sus ojos.
"Oh, yo no me movería, podrías hacerte daño." Le dice una voz profunda pero gentil.
Yeosang, que no creyó estar en compañía de alguien más, abre sus ojos y deja caer su mirada sobre el extraño que porta una bata blanca propia del personal de salud. A Yeosang le parece familiar, pero en primera instancia no puede decir de dónde.
"Es bueno que hayas despertado, eso significa que lo peor ya pasó." El extraño le dice. Yeosang se percata que el doctor alto y familiar estaba atendiendo a un niño en una camilla continua a la suya. El niño estaba despierto, pero sollozaba mucho; habían rastros de lágrimas en sus mejillas que eran visibles aún con la luz tenue de la habitación de hospital. "Parecerá insensible dada la situación, pero aún así debo preguntar: ¿Cómo te sientes? Notíficame de cualquier dolencia."
Yeosang intenta hablar, pero su garganta está seca y su corazón late tan fuerte que le cuesta escuchar sus propios pensamientos. "Pues, siento cierta molestia al respirar... Aunque supongo que el dolor continuará mitigado debido a los analgésicos, ¿no es así?"
"Oh, de hecho, sí. No te preocupes por la molestia al respirar, es común debido a tu estado; mejorará con el tiempo." El doctor le informa. Yeosang lo ve acercarse y lee la placa con su nombre en su bata.
Song Mingi.
"¿Necesita algo? ¿Cualquier cosa?" Le pregunta Mingi.
Yeosang estuvo a punto de negar, pero luego en un hilo de voz pregunta: "¿Podría traerme un poco de agua? Por favor..."
"Oh, claro que sí." Mingi le sonríe.
En breves instantes, el médico regresa con un vaso desechable y ayuda a Yeosang a beber el agua, a lo que él le agradece.
"No hay de qué." Le dice Mingi. Él observa al paciente de reojo y no puede evitar preguntarse qué pasa por su mente. "¿Sabe? Un amigo mío me dijo que para curar las penas, lo mejor es desahogarse... Si no quiere o le cuesta hablar, no tiene por qué hacerlo, pero... Tengo un par de minutos disponibles." Le sonríe.
A Yeosang le parece conmovedora su amabilidad, aunque supone que es parte de su trabajo.
"Bueno, acabo de tener un accidente, al parecer. Eso es lo primero..." Yeosang murmura, toma una bocana de aire y sigue: "suelo ser alguien muy calmado y feliz, pero hace un tiempo perdí ese brillo. ¿Sabe? Llegué a pensar que la vida se estaba burlando de mí de alguna manera, pero luego me di cuenta de que no estaba siendo amable conmigo y mucho menos justo." Sus palabras eran ambiguas, pero era la mejor carta que tenía. "... Perdí a alguien muy importante para mí hace un par de años y eso me hizo sentir solo. Luego, cuando creí que todo había mejorado, la vida volvió a burlarse de mí y me sentí estúpido."
