Jan Oblak

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pedido de @belen_hulk 

El sol se despedía en el horizonte, teñiendo el cielo de tonos cálidos y dorados. Yo estaba en las gradas del Wanda Metropolitano, el estadio donde mi corazón comenzó a latir con fuerza cada vez que él aparecía en el campo. Era un día emocionante: el Atlético de Madrid se enfrentaba a su rival más fuerte, y mi corazón también se preparaba para el partido.

Desde mi asiento, podía ver la gracia y la determinación de Jan en cada movimiento. Sus ojos reflejaban la pasión por el juego, y su energía contagiaba a todos los que estábamos allí para apoyar al equipo. Me encontraba inmersa en el ruido de la multitud, pero mi atención siempre volvía a él, al número 13, mi héroe en la cancha.

Después del partido, decidí dar un paseo por los alrededores del estadio. La emoción del juego aún vibraba en el aire, y mis pensamientos estaban llenos de imágenes de Jan parando ese gol crucial. Mientras caminaba por la explanada, de repente, lo vi: Jan, con su uniforme y una sonrisa triunfante en el rostro, saliendo del estadio.

— ¡Jan! —llamé, casi sin darme cuenta. Se volvió hacia mí, sorprendido pero con una chispa de reconocimiento en sus ojos.

— ¡Hola! —saludó, acercándose con una sonrisa amable—. ¿Disfrutaste del partido?

— Sí, fue increíble. ¡Eres asombroso en el campo! —respondí, sintiendo que mis mejillas se calentaban.

Comenzamos a caminar juntos, charlando sobre el juego y la temporada. Jan resultó ser amable, divertido y más sencillo de lo que hubiera imaginado. Hablamos de todo, desde estrategias de juego hasta películas y música. La conexión entre nosotros era palpable, como si el universo hubiera decidido que nuestras vidas convergieran en ese momento.

— Siempre es genial conocer a los fans apasionados como tú —comentó Jan, y su elogio hizo que mi corazón latiera con más fuerza.

Nos detuvimos frente a un café acogedor, y decidimos entrar para tomar algo. La conversación fluía naturalmente, como si nos conociéramos de toda la vida. Hablamos de nuestras vidas, sueños y experiencias, y el tiempo parecía detenerse mientras compartíamos risas y miradas cómplices.

A medida que la noche avanzaba, nos dimos cuenta de que estábamos perdiendo la noción del tiempo. Jan sugirió caminar un poco más antes de despedirnos. La ciudad nocturna nos rodeaba con sus luces parpadeantes, pero solo tenía ojos para él.

— Ha sido una noche increíble —dijo Jan, deteniéndose para enfrentarme—. No quiero que termine aquí.

Sentí mariposas revoloteando en mi estómago. No podía creer que el destino me hubiera llevado a esta mágica conexión con Jan. Sus ojos buscaban los míos, y en ese momento supe que algo especial estaba naciendo.

— ¿Te gustaría salir de nuevo? —preguntó con una sonrisa esperanzada.

— Claro, me encantaría —respondí, sin poder ocultar mi felicidad.

Así comenzó nuestra historia, una historia de amor que floreció en medio de la pasión por el fútbol y la magia de las noches en Madrid. Jan y yo, unidos por el destino y el corazón, dispuestos a escribir cada capítulo juntos.

One shots futbolistasWhere stories live. Discover now