23|| Una Caótica Cena

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────・:✧∙✦∙✧:・────Una Caótica Cena────・:✧∙✦∙✧:・────

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Una Caótica Cena
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—¿Donde está tu amiguita?

Nina fue sorprendida por la abrupta entrada de Diego y Santiago al cuarto del primer mencionado. Ya llevaba tiempo ahí esperando para por fin terminar con esa tortura, sin embargo algo parecía haber pasado, porque ya deberían haberse ido hace rato y aun así ella seguía encerrada ahí.

—Em... ¿perdón? —la castaña frunció el ceño y se puso de pie, cruzando sus brazos y luego mirándolos sin entender.

Diego chasqueó la lengua y miró hacia otro lado, irritado. Decidió no responder, porque no quería causar un escándalo y que lo escucharan sus padres.

—Roberta, ¿donde está? —volvió a preguntar Santiago, también con molestia, pero era el más calmado de la familia y por eso debía lidiar con la situación.

La muchacha los miro por unos segundos sin reaccionar, su siguiente acción fue poner sus manos en sus caderas y soltar una risa de desconcierto.

—¿Y yo como voy a saber? —hablo con una sonrisa socarrona—. ¿Que no la debías controlar tu?

—Pues si, pero me descuide un segundo y. . .

—Y se te escapó —Nina terminó la frase, sin sorprenderse—. Pues, mi rey, deberías haber estado más despierto y no estar culpándome a mi porque la gente no te tome enserio.

Desinteresada, Nina volvió a sentarse en la cama, mirando sus uñas y sin agregar nada más a la discusión. Pero Diego no estaba satisfecho con su aporte, así que camino hacia ella y la tomó del brazo levantándola de la cama y haciendo que ella lo mirara molesta.

—¿Que te pasa, tarado? —se removió intentando zafarse del agarre—. Suéltame, ¿que te pasa?

—Mira, yo no me creo eso de que no sabes dónde está tu amiguita, así que más te vale hablar ahora —la amenazo, observándola de cerca—. Ya sabes lo que está en juego si no quedan bien frente a mi familia.

Empujándolo lejos de ella, Nina se zafó del fuerte agarre que tenía el chico sobre ella, recomponiéndose y dedicándole su peor cara.

—Ya te dije que no se, que te entre en la cabeza —dijo con desprecio—. Y en vez de enojarte conmigo, ¿por qué no le dices a tu primo que sea más atento la próxima? Para intentar hacerse los mafiosos con dos niñas, las cosas no las tienen tan fríamente calculadas, me cae.

—Tu debes sa- —Diego no pudo terminar de hablar.

—Tiene razón —admitió Santiago, sorprendiendo a los otros dos—. Roberta vino hasta aquí con la intención de cancelarme porque tenía una cita con Joaquin, y yo por idiota la dejé sin supervisión.

rebel beauty | rbdWhere stories live. Discover now