𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 8: 𝓛𝓪 𝓣𝓸𝓻𝓶𝓮𝓷𝓽𝓪

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Tras un par de horas de regreso al refugio de Kamar—Taj, el avión finalmente había aterrizado, dejando que el pequeño grupo de hechiceros descendiera, junto a los soldados que los acompañaban, todos trayendo las provisiones que encontraron en aquella base militar.

Estos fueron recibidos por Wong, el cual se sorprendió un poco ante la noticia de que habían enfrentado a un Nomu gigante, lo cual preocupo un poco al calvo, el cual se vio obligado a reforzar la guardia de dicho lugar.

Las fuerzas de Tomura estaban aumentando, por lo cual tendrían que hacer lo mismo, los entrenamientos tendrían que ser aun mas duros, tenían que hacer todo lo que estuviera en sus manos para estar listos cuando llegue el momento de la batalla final.

Pero... Por hoy, solo por aquel día, el Hechicero Supremo les permitiría a sus alumnos el descansar, necesitaban relajarse aunque sea un poco.

Tras aquello, se repartieron las provisiones como se pudo, usando los medicamentos para tratar a la mayor cantidad de enfermos que se podía y la comida para alimentar a los que se encontraban en un estado cercano a la desnutrición.

Por desgracia, esto aun no seria suficiente, incluso si lo reservaban para que durara mas, solo alcanzaría para, como máximo, una semana. Por lo cual, se verían obligados a realizar mas misiones.

No obstante, a pesar de eso, el joven peli verde no estaba preocupado, ya que, aquel día habían demostrado que su entrenamiento no había sido en vano.

Él y sus amigos se habían vuelto fuertes, y aquello, le dio esperanza...

Finalmente, después de aquel ultimo encuentro y derrota que sufrió a manos de Tomura, Izuku sentía que de verdad podían ganar, que las muertes de sus amigos no habían sido en vano.

Ellos iban a lograrlo...

Ese día, todos los aprendices de Wong disfrutaron de un muy bien merecido descanso, relajándose por primera vez en mucho tiempo, decidiendo olvidar solo por esa vez, de los peligros que los rodeaban y de la carga que conllevaba el ser un soldado en aquella guerra.

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...

La noche había caído, el sol se escondió en el horizonte, dándole paso a la bella luna, la cual iluminaba el firmamento oscuro con su luz, siendo acompañada de las estrellas y la luz de estas.

El silencio y frio de la noche abrazaba a todos los refugiados en Kamar—Taj como si fuera una manta, ayudándolos a conciliar el sueño y brindándoles un muy merecido descanso, librándoles aunque sea por un momento del gran estrés y cansancio que les provocaba la situación actual en la que se encontraba el mundo.

Los pasos de Izuku resonaron por los pasillos del templo, teniendo un ligero eco, no eran fuertes, solo resaltando un poco gracias al silencio que brindaba la noche.

El chico no se había despertado por algo importante, solo había sido para ir al baño, estando ahora mismo de regreso hacia su cuarto.

Mientras caminaba por los pasillos de aquel templo en el que estaba desde hace un par de meces, este no podía evitar tener una leve sonrisa en su rostro, las cosas estaban mejorando, aunque a paso lento, eso no quitaba que fuera un progreso para mejor.

Un pequeño suspiro escapo de sus labios, pero no era uno de cansancio, todo lo contrario, era un suspiro de relajación, sintiendo como un peso era removido de sus hombros, un peso del cual el ni siquiera era consciente que tenia, pero que aun estaba allí, asfixiándolo sin que se diera cuenta.

Era como si, el entrenar en dicho lugar y el haberse encontrado de nueva cuenta con Melissa, Rody y Kaina, le hubiera ayudado a cerrar aunque sea un poco, aquella herida que le causo la muerte de sus antiguos amigos.

𝓢𝓾𝓹𝓻𝓮𝓶𝓮 𝓓𝓮𝓴𝓾 [𝓑𝓷𝓱𝓪]-[𝓣𝓮𝓻𝓶𝓲𝓷𝓪𝓭𝓪]Where stories live. Discover now