Siguió a Vegetta por los pasillos hasta entras a su propia habitación pero que el pelinegro trataba como suya, se acercaron al borde de la cama y él se sentó, pensó que Vegetta haría lo mismo pero en cambio soltó su mano y empezó a caminar de un lado a otro empezando a quejarse.
Podía escucharlo, comprendía los tonos de su voz indicando diversión o desagrado, pero realmente no estaba entendiendo nada. Su cerebro solo estaba procesando que ahora su habitación olía a moras, olía como a Vegetta y nunca había agradecido tener el olfato tan desarrollado.
--Ni siquiera me estas escuchando, solo tienes cara de bobito, si es que tu nombre te queda a medida, pero eh, lo lindo que te ves no te lo quita nadie-- Tampoco había entendido eso, pero sonaba más directo y Vegetta ya no estaba caminando de lado a lado así que supuso que le estaba hablando.
--Si...-- Después de un silencio por parte del pelinegro se dio cuenta que si le estaba hablando a él. No se le ocurrió nada más que decir, pero da igual, siempre estaría de acuerdo con Vegetta.
--¿Si? ¿Si qué?-- Y se dio cuenta que por supuesto su respuesta no tenía mucho sentido. Vegetta rió fuerte, haciendo que se le calentara la cara, no sabe si de vergüenza, de enamoramiento o de ambos. --Muchacho que no me estas escuchando, luego vas a hacerme preguntas y yo no te voy a responder ni una--
--Perdón...--
--¿Qué tienes? Normalmente escuchas mis chismes ¿Pero ahora ni siquiera el principio?-- Cruso sus brazos sobre su pecho y se sentó junto a él viéndolo.
--Es solo que... pues no esperaba que estuvieras aquí, solo estoy sorprendido-- Lo dijo más nervioso de lo que debería.
--No, dime la verdad, ¿Ya no soy interesante? Lo sabía, ¡es por eso que ya no pasas tiempo conmigo!-- Cerró sus ojos, llevó su mano a su frente y calló contra la cama para darle más drama.
--No seas así, sabes que no es cierto-- Repitió lo que siempre dice cuando Vegetta se pone dramático. Al final sabe que no es simple drama y más de alguna inseguridad se cuelan entre esas bromas.
--Mentiroso-- La mano sobre su frente cubrió mitad de su cara.
Se recostó de lado junto a Vegetta, agarro la mano que tapaba su cara y la acerco hasta darle un pequeño beso en el dorso de su mano, el azabache tenía los ojos cerrados y ni con el beso volteo a verlo.
--Vegetta-- Entrelazo ambas manos, no hubo resistencia pero seguía sin verlo. --Vegetta... Seamos novios-- Ya había esperado casi dos semanas para decírselo y ya no podía esperar más.
Vegetta rápidamente abrió los ojos y lo vio confundido --¿Qué? ¿Foolish qué dijiste?--
--Seamos novios-- No sonaba a pregunta. El pelinegro iba a volver a hablar pero Foolish le tapo la boca -- ¡No digas nada aun! Tengo algo que enseñarte, no digas nada hasta que lo veas--
Foolish salió por la ventana y le extendió la mano a Vegetta, aunque el más bajo no sea mucho de alturas y de salir por una maldita ventana a algunos buenos metros de altura pudiendo ir por las escaleras, sabe que puede confiar en Foolish así que tomo su mano. El rubio lo jalo hacia afuera y antes de que se diera cuenta Foolish media varios metros de alto y lo tenía en la palma de la mano. Nunca lo había visto tan alto, pero vamos que no le disgusta, puede apreciar mejor lo guapo y lo musculoso que es.
No tardaron mucho en llegar a donde Foolish quería, con un tamaño así tampoco tenía que caminar mucho. Bajo primero Vegetta y luego volvió a su tamaño normal. Caminaron solo un poco más para empezar a ver los rosales y escuchar el agua de las fuentes decorativas y del pequeño lago que estaba cerca.
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El Rey de la Oscuridad y su Esposo El Rey Monstruo FooligettaAU
RomanceCreció oyendo el odio hacia los monstruos, sin embargo, eso solamente le daba curiosidad por ellos, y justo ahora, que no lleva ni una hora hablando con él, su curiosidad solo ha crecido. ¿Cómo logra ser tan divertido y tierno? Se supone que es un...