• 05 ¿Tiene novia?

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Después del suceso de ayer creías que las cosas estarían extrañas entre Miguel y tu, pero para tu sorpresa no fue así, ahora se comportaba bastante amigable contigo y ya no te veía como una amenaza, comían juntos y una que otra vez charlaban de cualquier tema, la mayor parte del tiempo eran los dos opinando algo en relación a lo que transmitían en televisión, y era bastante reconfortante, tomando en cuenta que jamás nadie había preguntado tu opinión en relación a algo, pero claramente eso iba a tener tu fin, y estaba más cerca de lo que parecía.

― Viene Dante, deberías prepararte, debemos ir al edificio de investigación hoy. ― Dijo Miguel, interrumpiendo tu tranquilo desayuno.

― ¿Me van a interrogar? ― Dejaste a un lado tu vaso con leche, habías estado comiendo bastante bien los últimos días y habías ganado de peso, pero no existía nadie que te regañara por ello, así que disfrutabas de tus alimentos como correspondía.

― Sí, y si no pones de tu parte, puede que tengas que pasar la noche allí, pero estaré presente en todo momento. ― Terminó de comer su tostada con queso de un solo mordisco y tomó apresuradamente de su vaso de leche también, y tu viste se fijó en sus brazos y se te hizo agua a la boca.

Agradecidas que las cosas no estuviesen incómodas luego de ayer, pero algo había cambiado en ti y algo te decía que ya no había vuelta atrás, creías ver a Miguel con respeto y casi con miedo, pero ahora en ti sólo existía deseo, deseo e interés de saber más de aquel hombre, sentías una intriga que jamás nunca nadie había despertado en ti y no sabías cómo alejar esos pensamientos, porque cada vez que lo tenías en frente, con su ropa habitual de trabajo y su cabello perfectamente peinado hacia atrás, con esos finos lentes apoyados en la puente de su nariz, sentías que perdías la cordura por completo. Él parecía obviamente ajeno a tus desviados pensamientos y se mantenía al margen cumpliendo con su trabajo, que era mantenerse bajo vigilancia y sacarte información a como dé lugar, pero con esto último estaba siendo flexible, sólo hablabas cuando te sentías preparada y nada ni nadie te presiona.

― ¿Va a estar Dante? ―Preguntaste por lo bajo, ahora estás jugueteando con la comida restante en tu plato.

― Cómo siempre, sí. ― Se sentó a tu lado, había tomado tu cambio de ánimo y quiso ayudar un poco en eso.― Es mi compañero, los dos estamos a cargo de esta investigación y no puede no estar, entiendo tu incomodidad pero debes entenderlo, ambos nos hemos partido el lomo queriendo encerrar a tu esposo y Dante te ve como una piedra valiosa, cree que sabes en dónde está y que esto se va a resolver gracias a ti, no puedes culpar por ser así pero a pesar de todo, no lo justifico.

― Lo sé, y lamento también no ser la ayuda que esperan, creeme que lo lamento. ― Suspiraste por la frustración, pero tu sorpresa se hizo presente en cuanto Miguel te dio un leve apretón de manos, a la vez que se asomaba, una casi invisible pero pequeña sonrisa.

― Tranquila, yo sé que quieres ayuda y es cosa de tiempo para que puedas ser más de ayuda, sin presiones. ― Soltó tu mano y le devolviste la sonrisa, no una sonrisa coqueta ni de burla, una sonrisa plena y sincera.― Lamentablemente Dante está a cargo de interrogarte hoy, pero estaré en la sala y no dejaré que pase algo con lo que no te sientas a gusto.

― ¿Lo prometes? ― Quién diría que la mismísima Linda Guzman, la máquina de la seducción y la destreza de los hombres, estaba hablándole casi como una niña pequeña a un "gringo".

― Lo prometo. ― Se puso de pie y caminó hasta la entrada, sacando uno de sus abrigos que colgaba a un lado de la puerta y te dio una mirada rápida.― Ve a cambiarte, pediré en la oficina algunas prendas más adecuadas para este frío, en el auto encenderé la calefacción, te esperaré ahí.

𝐓𝐡𝐞 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤𝐞𝐬𝐭 𝐃𝐚𝐲𝐟𝐫𝐚𝐬𝐞 ─ Miguel O'haraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora