capítulo 8

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Incapaz de encontrar la manera de romper el hielo, Heung-Min se mantuvo inmóvil, con la cabeza apoyada en la pequeña mesa que adornaba un rincón de la habitación. 

En el silencio casi tangible, el suave tarareo de Cristian se filtraba en el ambiente. su cuerpo relajado yacía acostado en la cama, moviendo los pies al ritmo de la música que resonaba en sus oídos.

Los recuerdos del pasado se agolparon en su mente, como un torrente de emociones que amenazaba con desbordarse. La imagen de aquellos días en los que jugaban y se divertían libremente comenzaba a hacerse más difusa en su memoria.

Si intentara recordar el momento preciso en que sus destinos se entrelazaron, se perdería en un mar de recuerdos confusos; no había un instante definido, simplemente sucedió. Desde el primer encuentro, Heung-Min sintió que Cuti era alguien a quien deseaba mantener cerca, no solo por un momento, sino para siempre.

"Mírame, aunque sea una última vez" deseó secretamente. Anhelaba, con cada fibra de su ser, romper la barrera que los mantenía separados de manera tan cruel.

Y entonces, como si el universo hubiera conspirado a su favor, Cristian desvío la atención de su celular hacia Heung-Min.

Sus ojos se encontraron, y en ese instante efímero, cargado de posibilidades infinitas, se armó de valor para dar el primer pasó, al fin y al cabo, no tenía nada que perder.

—Cris... —llamó tímidamente, su voz apenas un susurro en la quietud de la habitación—. ¿Puedo hacerte una pregunta?

Cristian, sorprendido por la súbita interrupción de su tranquila contemplación, se sentó en la cama.

—Ya lo estás haciendo —bromeó— Pregunta lo que quieras.

-¿Me odias?

La pregunta colgó en el aire, vibrante y cargada de significado. Un eco de temores y esperanzas entrelazadas.

—No lo hago. Sé que puede parecer lo contrario, pero no es así... hay algo aquí —presionó su mano contra su corazón, como si intentara calmar su propio latir—. Es una lucha constante entre lo que debo hacer y lo que deseo.

Heung-Min asintió, reconociendo la dualidad de esa batalla interna.

—Si pudieras elegir entre uno y el otro, ¿cuál elegirías?

—Recientemente me di cuenta de que dejarse llevar por lo sentimental duele —admitió el coreano, revelando la profundidad de su vulneravilidad —  Aunque, es el sentimiento más real que una persona puede llegar a conocer. Debe ser por eso que hubo una época en la que admiraba ese lado genuino tuyo.

- Extraño eso, esto no soy yo – respondió el cordobés con añoranza-.

Ambos se sumieron en sus propios pensamientos, confundidos y perdidos en el laberinto de sus emociones. Sus almas inevitablemente vinculadas, parecían estar sujetas a los caprichos de una fuerza mayor que, aunque los hacía coincidir en la vida, los condenaba a no compartir el viaje. Era como si estuvieran destinados a encontrarse solo para comprender que sus caminos nunca serían los mismos.

-Sonny

-Mhm

-¿Qué le pasó a tus dedos?

Son observó sus manos con resignación, las vendas que cubrían sus dedos ocultaban una verdad que ambicionaba mantener en secreto, al menos hasta que las piezas de su vida encajaran de nuevo en su lugar.

—Si tu curiosidad es por el anillo, lo perdí.

—Habló en serió, cada mañana apareces con una herida nueva.

Quédate ConmigoWhere stories live. Discover now