Promesas

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Continuamos en el pasado
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La sala del comedor estaba sumida en un silencio sepulcral; ni siquiera los esfuerzos del señor Son por alivianar la atmósfera lograron disipar las sombras de tristeza que se cernían sobre los rostros juveniles. Heung-Min no había siquiera rozado su café, mientras que Cristian apenas había degustado un bocado de las delicias que con tanto cariño le habían preparado para su despedida.

Ese mismo silencio los envolvió como una neblina espesa en su camino al aeropuerto, donde ninguno de los dos se atrevía a pronunciar palabra, temiendo que sus voces se fracturaran bajo el peso de la emoción.

Heung-Min, con un gesto de necesidad de soledad, se distanció del grupo al llegar, bajo el pretexto de informarse sobre los próximos vuelos a Corea.

-Hijo- la voz de la señora Son resonó con suavidad, encontrando a su hijo perdido en sus pensamientos en un rincón apartado- ¿Qué estás haciendo?

- Esperando a que me atiendan – mintió sin desviar la mirada del piso- el servicio empeora con el tiempo.

-Hijo, Cristian va a regresar, se nota que te tiene cariño, mucho cariño.

-No me gustan las despedidas – confesó con tristeza .

-El esta esperando por ti, quizás es momento de abrir tu corazón y mostrarle tus sentimientos.

-Mamá – Sonny miro ambos lados asustados – no hables a la ligera, que te pueden escuchar.

-Entonces...

-¿Y si me rechaza?

-¿Y si no?.

Cristian no era solo un amigo; era su confidente, su compañero de risas y secretos. ¿Qué pasaría si confesaba sus sentimientos y no sentía lo mismo? ¿Se rompería la amistad que habían construido con tanto cuidado?

Mientras que Sonny se debatía en que debía hacer, Cuti se quejaba con el señor Son por la actitud frívola de su hijo.

-Todos los Alfas son medios idiotas – concluyo una vez que pudo desahogarse- bueno... usted no tanto.

-No te creas - comentó pensativo – si no fuera por ella, yo hubiera continuado observándola de lejos. La mayoría de los matrimonios son establecidos gracias a que los Omegas son los que dan el primer pasó.

-¿También le sucedió?- preguntó con una curiosidad genuina.

-Los Alfas podemos ser parte de la casta privilegiada, pero créeme cuando te digo que de nada sirve cuando ni siquiera puedes reconocer tus propios sentimientos.

-Al final somos simples bestias disfrazados de humanos – murmuró Cristian para si mismo, una reflexión amarga que parecía reflejar su propia lucha interna.

-No hay que repetir patrones, siempre hay uno que marca la diferencia- aunque no había escuchado las palabras del argentino, lo instó a que hiciera lo que su corazón le dictaba.

Romero llevado por lo dicho por el mayor, salió en busca del coreano.

Necesitaba encontrarlo para estar los últimos momentos a su lado, abrazarlo y llevarse impregnado el aroma del Alfa, no solo en su piel, sino también en su mente.

Puede que no pudiera contarle la verdad de su situación, pero intentaría hacerle entender que su cariño estaba escalando a un nivel que iba más allá de una simple amistad.

El montón de gente lo atosigaba, haciendo imposible encontrar a su amigo. Entonces por primera vez, dejó de luchar contra su lobo y entrego el control momentáneamente.

Quédate ConmigoWhere stories live. Discover now