Capítulo 14: Lilith

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A medida que subían por las escaleras, se sentía un frío por la cantidad de montañas. El viento soplaba con mucha fuerza y Aznaré sentía que saldría volando en una de esas.

Vio a varios niños entre su edad y más pequeños jugando por allí y uno de los grandes los acompañaba para que no se metieran en problemas.

Desde esa altura se apreciaba una vista hermosa, toda la ciudad se veía desde allí.

Lo que le daba miedo eran las tinieblas que buscaban de asomarse desde el otro lado de la montaña.

Varios ángeles las tenían controladas.

—Este lugar da miedo, ¿A ti no te daba miedo cuando estabas aquí? —Preguntó con curiosidad. Luzbel negó con la cabeza.

—No nos daba miedo porque no sabíamos que era tan letal —Habló, alzando los hombros—. Me asustó fue el hecho de que esa cosa me manchara y me hiciera sentir mal en un principio. Era molesto.

—¿Maestro? —Varios ángeles adultos se le quedaron viendo y al parecer lo reconocieron—. ¿Maestro Luz?

—Me parece que eres una celebridad —Comentó con sarcasmo Aznaré, viendo cómo todos ellos se acercaban a donde estaban.

Al asegurarse de que sí era él se lanzaron a abrazarlo y Luzbel quedó frío por aquella reacción.

—¿Nos recuerda? —Los chicos parecían alegres de verlo—. Éramos los niños que estábamos antes de que usted se enfermara, sus discípulos más pequeños.

—Oigan... —Se asustó al ver que a ellos no les importaba abrazarlo o tocarlo—. Se van a manchar...

—No es nada que las aguas purificadoras no resuelvan —Dijo uno de ellos y de un momento a otro, todas las miradas se posaron sobre el niño—. ¿Es su hijo?

—Ehh..., sí... —Asintió, nervioso. Aznaré se asustó al ver que todos se le acercaron para verlo mejor—. ¡Pero es salvaje! Muerde.

—¡Ay, maestro! —Empezaron a reírse y examinaron al chico—. ¡Es una lindura!

—¡No soy lindo! —Aznaré se quejó, pero ellos sólo se reían—. ¡Soy peligroso!

—¡Aww! —Pero sus quejas parecían enternecerlos más. Aznaré no sabía qué pensar de esos ángeles.

—No lo mimen mucho que Aznaré es arisco —Luzbel trató de alejarlos de su hijo y los chicos hicieron un puchero casi a coro—. Es peligroso.

—Pero se ve lindo —Habló uno de ellos.

—Las apariencias engañan —El demonio suspiró y miró a Aznaré—. Es chiquito, pero es más peligroso que un sicario. Sabe matar.

Aquella información sí los asustó, pero de igual manera no se alejaron. Aznaré suspiró.

—¿Y quién es la madre? —De un momento a otro le preguntaron eso y Luzbel se asustó al no saber qué responder.

—Soy el hijo del harem de mi padre —Y el chistoso de su hijo soltó aquello sin pensar, sonriendo traviesamente. Los ángeles quedaron helados al escucharlo.

—¡Claro que no!, ¡Sólo tiene una madre! —Exclamó desesperado para que sus exdiscípulos no pensaran mal de él—. Se llama Andreaw.

—Tu hijo salió mentiroso —Comentó uno de ellos—. O tú eres el mentiroso, no sé.

—En este momento, el mentiroso es Aznaré —Señaló a su hijo—. Sólo tengo una esposa nada más, no soy un mujeriego como mis otros hermanos caídos.

—Yo soy un angelito —Aznaré se hizo el bonito y los ángeles se enternecieron al verlo.

—Un angelito endemoniado —Su padre le habló con desdén y Aznaré se echó a reír—. ¡Mocoso sinvergüenza!

Sueños lúcidosWhere stories live. Discover now