Capítulo 11

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Una tarde, Damon entró en el Grill y se sentó en la barra a la espera de Elena, con quien se había citado allí. Pero, por desgracia para él, la primera en llegar no fue ella sino Rebekah Mikaelson, quien, aun sabiendo su posición en el Consejo, no dudó en sentarse junto a él para flirtear.

-Siento mucho lo de tu tío –le dio ella el pésame sin lamentarlo realmente-. Y también lo de tu hermano. Vaya, es increíble la de desgracias que ocurren en un pueblo tan pequeño y tranquilo como este...

-Hay varias bestias desalmadas que andan suelas por aquí.

-Sí, eso he oído. Espero que las atrapen y se haga justicia.

-Ya sabes, si necesitas alguien con quien hablar o un hombro sobre el que llorar... -dijo la rubia con tono coqueto, acercándose más a él-. Aquí estoy.

-No hará falta, gracias –dijo Damon con seriedad, mirando hacia delante en lugar hacia la vampira, tratando así de marcar distancia entre ambos.

-Vamos, no te hagas el duro conmigo. Sé lo mucho que duele la pérdida de un familiar. Además, se me da bien consolar a la gente, sobre todo cuando se trata de alguien tan fuerte y guapo como tú...

Rebekah estuvo a punto de posar una mano sobre la del Cazador, cuando este se levantó velozmente del asiento al ver entrar por la puerta a la chica Gilbert, a la cual, para disgusto de la rubia, Damon fue a saludar con un intenso beso.

-¿Y esto? –se extrañó Elena ante esa demostración de amor en público, algo que no solían hacer con frecuencia.

-Gracias por librarme de Barbie Klaus.

-De nada –sonrió ella divertida al ver su cara de completo agradecimiento, para luego volver a unir sus labios en un romántico beso.

La pareja, cogida de la mano, fue a sentarse en una de las mesas más alejadas de Rebekah, quien no les quitaba ojo de encima, y empezaron a contarse cómo les había ido el día. Pasado un rato, la rubia se hartó de observarles y abandonó el local, dejándole más intimidad al saber que no estaban siendo escuchados por unos super oídos vampíricos.

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Damon y Elena estaban sentados en su mesa del Grill, besándose tan tranquilamente, sumergidos en su propio mundo, que no se dieron cuando de que alguien les estaba observando atentamente.

Aprovechando que la chica se ausentó para ir al baño, su observador se acercó hacia Damon y tomó asiento frente a él en la misma mesa sin pedir permiso siquiera.

-Vaya, vaya... -dijo Klaus con voz cantarina y una sonrisa maléfica-. No me había llegado la noticia de que la encantadora Elena estaba saliendo con un venerado miembro del Consejo.

-¿Qué quieres, Mikaelson? –le preguntó Damon de forma desafiante.

-Solo pasaba a saludar. Pero ya que sacas el tema... Tu tío y yo teníamos un asunto que quedó sin resolver cuando él murió tan trágicamente. Un ataque animal, ¿no? Qué cosa más horrible, espero que atrapen a esa bestia.

-Y lo harán –gruñó el Cazador-. Yo mismo me encargaré de ello.

-Buen chico –sonrió el híbrido Original con burla-. Y, volviendo a ese asunto con Zach... Por casualidad, ¿no sabrás tú dónde dejó una estaca de roble blanco?

-Si así fuera, ¿qué te hace pensar que te lo diría?

-Pensé que habíamos empezado con buen pie, que íbamos a ser amigos... En fin, te lo diré de otro modo: te conviene colaborar conmigo si quieres que Elena y tus amigos estén a salvo.

Donde se ocultan los demonios (Fanfic TVD - Delena)Where stories live. Discover now