Capítulo cinco: Welcome to Brasil 2

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Malika Brown Menéndez.

7/2/2023

Me quedo pegada al coronel como chicle, siento como mi cuerpo sube y baja,  me está remenenado. Vamos Malika abre los ojos, lucho conmigo misma, abro los ojos y el verde reluciente me deja embobada.

-Baje teniente. -Christopher me saca de mi trance.

-¿Ya estamos en tierra? -pregunto abrazada a él.

-En efecto. -me acomoda en sus brazos- Estamos en tierra firme.

-Que lindo es todos, que verde.

-Fauna. Su primera vez aquí, ¿no?

-Sí, lástima que sea de esta forma.

Quito mi cuerpo de encima suyo y mis zapatos hacen contacto con la superficie, miro todo lo que me envuelve, anulando al troglodita que tiene la cara roja del enfado. Las copas de los árboles nos cubren del radiante sol del Amazonas, ¡estoy en el Amazonas! Este... concéntrate Malika, concentrate, eres una profesional.

Los titís trepando de una copa de árbol a otra me deja analizándolo, hay uno con pelitos blancos, se acerca a mí cara y me mira a los ojos, su mano se acerca a mi nariz y la acaricia con su patita, ¿o manitas?

-Genial, le agradas a una subfamilia de cébidos. -la falsa emoción en su voz es muy notable.

-Y creo que le gusto a un gorila. -me defiendo mirándole, él es ese gorila.

-En el Amazonas no hay gorilas.

-Pues, he confundido a uno de esos con un gorila.

-¿Me está insultando, teniente? -al fin se da cuenta.

-Por su puesto que no, mi coronel, mi visión de vista suele ser confuso.

Me aniquila con la mirada de arriba a bajo.

-Qué coincidencia, yo llevo viendo una lora parlanchina e irritante estos últimos 5 días. -me ataca, sé perfectamente que yo soy esa lora parlanchina.

-El gorila incluso aparece en mis sueños, es inaguantable. -contraataco.

-Ha de ser un gorila muy hermoso para que salga tanto en sus sueños.

-Es un gorila en todo el sentido de la palabra.

-Prefiero a un gorila a una maldita lora parlanchina.

-Vale, coronel, no me cuente su vida. -me enfado es notorio y mis mofletes llenos de aire lo demuestran.

La risa en un suspiro es notable y le doy la espalda por mi enojo, al cabo de unos segundos lo tengo delante mía, su mano está metida en su bolsillo.

-Andando, teniente.

Le sigo el paso, la fauna es hermosa, los sonidos que producen los moos llena nuestra camino, y pensar que me dan miedo varios animales, para no decir todos, sorprendentemente estos hacen que mi corazón se enoja y desee irlos a abrazar como acosadora.

-El sonido. -hace una pausa- Ven, por aquí está el río.

Recorro con la vista el recorrido que él señala, joder es montaña, me voy a descoñar.

-¿Hay que subir eso?

-No, bajalo. -lo miro extrañada- Pues claro que hay que subirlo, ¿o es que quiere bajarlo?

-No solo que es cuesta arriba.

-¿Eres tonta o? -suspira buscando paciencia- Suba primero, si cae la sostengo, ¿contenta?

-Gracias, idiota. -lo último lo digo en un murmullo.

-Mejore esos susurros.

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