Capítulo nueve: Estúpido Hombre.

340 47 19
                                    

Malika Menéndez

9/2/2023

Termino los informes que ha pedido Parkee. Me duele la cabeza y estoy somnolienta. Me deslizo en mi silla de ruedas por mi oficina y empaco los informes en un lindo folder rojo vino, en el centro está estampado el logo de la central en un bonito color oro.

Me levanto y estiro los músculos de los brazos, después de haber salido como loca de la oficina de Christopher, mi amado capitán (hijo de perra) me mandó a ejercitar y luego a hacer informes innecesarios, porcentajes, química como si yo fuera de ese ámbito.

En la central española empleaba el papel maestra de estos temas, ayudaba a los más pequeños, pero ahora no me apetece volver al mundo de los bombas y venenos; por más buena que sea prefiero el combate.

Salgo a paso firme y toco la puerta de Parker... toc toc... espero ansiosa y no hay respuesta de ninguna alma, ¿estará follando?

-¿Capitán? -pregunto al aire, el pasillo esta más desalojado de lo habitual, mis ojos pesan y me cuesta mantenerme de pie.

Elevo la mirada al ver la manilla de la puerta girar, le ha costado y mi respiración se va al ver salir a Alicia: su pelo está hecho marañas, su labial rojizo se esparce por la comisura de los labios y los tres primeros botones de su camisa militar están desabrochados.

La miro extrañada, y evito preguntas incómodas; ella sabe lo que hace, luego la regañaré, no puede jugarse el puesto por un acoston barato y si lo hará que lo haga bien.

-Evita excusas, ahora no. -me adelanto al ver que hacía muecas con su boca buscando formular alguna palabra.

-Park... -se corta a ella misma y procede a corregirse-. El capitán la espera.

Ignoro su presencia, no tiene porque darme excusas o sentirse en obligación de hacerlo, mientras ella esté bien y ese idiota no haga nada, todo bien. Ingreso mi cuerpo en la ofina y el olor a sexo se hace presente inundando mis fosas nasales.

Camino a las ventanas y las abro de par en par.

-Para que ventile. -explico con tranquilidad y evito tocar cualquier cosa por donde hayan follado.

-Teniente Menéndez, deje el informe y lárguese. -me dice de manera tosca, su cuello está repleto de chupetones y su camisa tiene marcas rojas por algunos lados.

Dejo los informe y doy la vuelta, me gustaría lanzarle una silla en la cabeza y amenazarlo con qué si toca a Alicia, o le hace el mínimo daño, sus bolitas serán canicas para niños.

Al salir mi cuerpo se topa con la presencia de Alicia, tiene la cabeza y mirada enfocadas en el piso, parece perrito regañado. Tomo su mano y le sonrio, no estoy enojada con ella.

-No seas ñoña, eh niña llorona. Mira Parker me cae fatal, pero mientras no te haga ninguna dolencia no lo mataré. -digo de forma sutil buscando romper el hielo y la tensión entre las dos.

-¿No estás decepcionada de mí? -su voz está entrecortada y me dan ganas de llorad por tal hermoso acto.

-Jamás Alicia, jamááás. -alargo la "a".

-Gracias, pensé que... -la corto antes de que me haga llorar.

-No digas cosas sin sentido, eres mi amiga -tardo en formular la última palabra, yo nunca he sido de amigas, lo único que he tenido es a Bratt-. No me importa con quién estés, zanahorias, me importa que con esa persona estés bien, me importas tú.

-¡Qué mona que eres! Mediometro. -recalca recordando nuestro desnivel de altura, una sonrisa se enseña en mis labios.

-Bajate para que mami te dé un besito. -beso su frente y doy palmadas en su espalda-. Tengo que irme, hoy me toca dormir en casita.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 03 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Llamas de DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora