Capítulo siete: Rescate Filla.

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Malika Brown Menéndez.

9/2/2023

Mojo mi cuerpo con la fría agua de Brasil, estaré mucho más despierta de esta forma. Son las seis de la mañana y me siento más viva que nunca. Salgo de la ducha y sacudo mi pie izquierdo para expulsar el exceso de agua.

Al buscar mi reflejo, descubro marcas en mis tetas: mordiscos y chupetones recientes que incluso duelen. Una misteriosa mano dejó su huella en mi nalga izquierda; no recuerdo que él haya pegado ahí. Suspiro, tomo mi rostro entre mis manos y recuerdo todo lo que ocurrió.

Trato de tragarme el grito eufórico que desea salir. Me gustó; siempre quisiera hacer eso con él, tenerlo entre mis piernas y... un tintineo me despeja de mis pensamientos. La radio refleja su rojo regresivo; seguro es Chris.

-Tengo a sus padres en el teléfono, venga a mi oficina, Menéndez. -así como escucho su voz, así mismo la dejo de escuchar, qué raro es, cortó sin despedirse.

Me pongo las bragas que me dio la niña esa brasileña, que estaban en el botiquín que me dispuso, y, ¡diablo! Que manía con tener el logo de la central, mi maldito monte de venus está cubierto por la bandera de Brasil, que pesados. Cubro mi cuerpo con el antiguo sostén y termino con el uniforme brasileño, solo que este es negro, y tiene la bandera de Inglaterra a un costado de la brasieleña.

Salgo a paso rápido del ala de las mujeres, mi pelo mojado va dejando gotas por mi recorrido y a su paso empapa mi franela negra.

La grande puerta de hierro es visible en mi campo de visión, la toco y se desliza hacia a un lado dejando ver a un Christopher recargado en su escritorio, con los brazos cruzados dejándome admirar sus enormes brazos fornidos. En su mano derecha unos cuantos papeles que él analiza con una ceja arqueada; me lo follaría a más no poder.

-Menéndez. -acaricia mi apellido en sus labios con una sonrisa ladeada.

-Coronel. -en mis labios hay una sonrisa amplia, me alegra verlo.

Christopher se sienta detrás del escritorio y palmea su muslo, ¿quiere que me siente en él?

Me acerco temblorosa y poco decidida, a unos pocos centímetros, el sonido del palmeo vuelve a reaparecer, indicado que apresure el paso. Me acomodo en sus piernas y él pone el teléfono en mis manos, teléfono un tanto antiguo ya que, tiene el típico cable que te limita la distancia entre tú y el artefacto.

Coloco el aparato en mi oreja mientras Christopher acaricia mis muslos y con su mano libre sostiene los papeles que tenía en un principio.

-Hija. -a través de la línea telefónica la voz al unísono de mis padres son escuchadas, el alivio en ellas es muy lindo y me hace sentir amada.

-Mami -suspiro, y la voz busca romperse, pero la detengo-, ma' te eché de menos. -mi barbilla tiembla tratando de contener el llanto.

-Cariño... -la voz de mi padre se pierde en la línea y se presencia un leve forcejeo, están peleando por el teléfono.

-Tú sabes que él es así de presentao, en to' meno en misa. -la poca paciencia en la voz de mi madre es muy notoria- ¿Cómo está mi muchachita?

-Bien, muy bien, no fue nada del otro mundo, ni siquiera lloré por el miedo, eran unos mancos ma', ni en el pecho tenían la mira. -le explico con suma sinceridad, son muy paranoicos y no quiero que se estresen por una situación en la cual follé como loca.

-Esa es mi niña, te amo, princesa. -su tono dulce me revoltea la cabeza. "Princesa" que ridículo mi padre, eso le dirá a sus otras "hijas" y ni siquiera eso, ya que son sus hijastras yo soy su única hija, la que salió de su esperma.

Llamas de DeseoWhere stories live. Discover now