Capítulo 8: Ofrenda

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Así que... Perún e Inti son... Pareja ¿Verdad? Eso en cierto modo es aterrador... Aquí nuestra Perú, su Inti, está con Rusia, su Perún

Mph... En cierto modo tienes razón, mortal, eres agradable, ya veo por qué Veles me pidió que te ayudará en todo esto — le guiñó un ojo demostrándole que, a pesar de todo lo sucedido, él en realidad no estaba del todo a favor de aquel juego del inca, solo estaba ahí por una razón, el kazajo.

Tu...

Que se quede como nuestro pequeño secreto ¿De acuerdo?

Ante esto, aquel Dios Maya se acercó al inca para alejarlo un poco del mexicano, le había dado una paliza, y se notaba que, por ello, se había aguantado mucho tiempo. ¿Será que es por tener el número privado de Perún? ¿O porque lo tenía guardado con un corazón en él? Sea cual sea la respuesta, sabe bien que, si ese Dios eslavo se entera de aquella pelea, si o si, iba a apoyar a su esposo inca.

Es que no le cabía duda, él les creía a ciegas, por supuesto que el inca también creía a ciegas al eslavo, y ninguno de los dos ha traicionado al otro, pero aún así, la más pequeña mentira por parte de ambos, podría destrozar esa relación que tenían.

¿Terminaste?

Si ya... Y para confirmar — agarró aquella esfera de luz borrando al instante el contacto de su amado, no sabía que le enojaba más, que su casi hermano coqueteaba con su esposo, o que siquiera se atraviese a intentar mencionarle que estaba traicionando su confianza — Te juro Quetzal, que no te mato solo por México

Cuanta agresividad abunda por aquí... No sé quién es más fuerte, tu nieta Perú, o la nieta de Quetzal, México — mencionó la chilena a la vez que se sentaba en una de las mesas, viendo como aquellos mortales miraban con curiosidad la escena.

Kuyén, querida... — soltó en una risa aquel Dios Inca, mientras se acercaba a una de sus hermanas menores, acariciando su cabello — Mi pequeña podría ganarle a cualquiera de esta sala si ella lo quisiera, lo único malo de ella es que es pacifista, que patética...

Esa es tu descendencia Inti, y lo sabes bien

Tu descendencia ni siquiera sabe dónde está parada, así que mejor no hables... Además, fue corrompida por el imbécil de por allá, con solo verlo me da estrés... Y mira que soy comprensible hermanita, Perún quería que lo matará sin piedad alguna, y no le estoy haciendo tanto caso

¿Tanto...? — mencionó con miedo el español, si ese era un Dios del imperio Inca, entonces era cruel y despiadado, pero algo no le dejaba claro ¿Acaso todos sus hijos estaban siendo poseídos por Dioses? ¿Por qué harían algo como eso?

O-Oye Itzamná... — mencionó el kazajo llamando nuevamente la atención de aquel Dios, que solo rio ante respuesta — ¿Puedo preguntarle algo...?

Depende niño ¿Me darás algo a cambio?

¿Quiere algo...?

Soy un Dios, no doy cosas gratis ¿Quieres algo? Primero tu ofrenda, dependiendo de lo que me des, te daré lo que quieras, así funcionan las cosas

Oh... — retrocedió unos pasos antes de dirigirse justo donde se encontraban los demás reunidos, pero, sobre todo, con su hermano mayor — Algo bueno y algo malo, puedo conseguir respuestas

Eso es algo bueno, pero... ¿Qué hay con lo malo? — mencionó el americano acercándose más al kazajo, le preocupaba toda esa situación, sobre todo, su amiga mexicana.

Ojos de Oro - RusperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora