Mentiras de Jarabe | KiVi

Menudo Papelón

— A ver, ¿cuándo es tu cumpleaños?

— ¿De verdad no lo sabes? — Violeta preguntó, incrédula.

— ¿Te estaría preguntando si lo supiera?

— El 23 de Enero del 2001.

— ¿Tienes 23 años? — fue su turno de preguntar con incredulidad.

— Sí. Los cumplí el mes pasado — Violeta dijo, la mirada fija en la carretera.

— Yo solo tengo 19. Los cumplo en Marzo — dijo Chiara — Al final va a resultar que eres mi milf.

— Chiara, no hagas esas bromas.

— Perdón. Es que las caras que pones son graciosísimas — rió Chiara — Por cierto, me tienes que dejar de llamar Chiara.

— ¿Y cómo te llamo si tu nombre es Chiara? ¿Gilipollas?

— Mis amigos me llaman Kiki.

— Tú y yo no somos amigas.

— Wow — Chiara sintió su sonrisa evaporarse. Violeta suspiró, y buscó ciegamente la pierna de la chica hasta que encontró su muslo, el cuál apretó.

— Perdón — Violeta dijo — Claro que eres mi amiga. Solo una amiga accedería a esta locura.

Chiara puso su mano encima de la de Violeta, y la apretó levemente — Espero que no me hables así cuando estemos con tu familia.

— No te pienso hablar así más, esté o no mi familia — Violeta dijo.

— Bueno, es un avance. Seguramente cambiará cuando deje de nuevo un sujetador en el fregadero de la cocina.

— Dios, no me lo recuerdes — dijo Violeta, suspirando. No quitó su mano del muslo de Chiara, y Chiara tampoco la apartó. Ninguna lo mencionó, simplemente se quedaron calladas y disfrutaron de la música que sonaba por los altavoces del coche.

— ¿Cuánto queda? — preguntó Chiara, acercándose al móvil de la granadina para ver la pantalla.

— Media hora — murmuró Violeta, girándose a verla — ¿Porqué no te duermes un rato? Yo te levanto cuando lleguemos.

— ¿Tan pesada soy?

— No, hombre — Violeta apretó su muslo de nuevo — Nos hemos levantado muy pronto, y vas a estar cansada. Mi familia no te va a dejar en paz en todo el día.

— Vale — dijo Chiara, reposando su cabeza contra el cristal. Su mano no soltó la de Violeta, incluso cuando se quedó dormida.

Violeta no podía engañarse a sí misma; Chiara era bastante mona mientras dormía.

━━━ • 𖥸 • ━━━

— Chiara.

— Mm... — presionó su frente contra algo frío — Dos minutos más.

— Chiara, arriba — alguien la zarandeó con suavidad — Ya estamos en Motril.

— ¿Eh? — Chiara pestañeó, girándose hacia el lado derecho, donde vió a Violeta — Uf, estoy empanada. Deja que me centre.

— Vives empanada — dijo Violeta, sin malicia. Cuando Chiara se giró completamente, levantó su mano para limpiar un pequeño rastro de babas que tenía en la comisura de sus labios — Y babeas cuando duermes.

— Eso es porque estaba súper incómoda.

— Tus ronquidos decían lo contrario.

Las mejillas de Chiara se tornaron rojas, y tragó saliva — Yo no ronco.