— A ver, a ver. ¿Dónde está Kiki?
Chiara se puso recta en el sofá. Buscó el mando de la televisión que llevaba largos minutos viendo, y la apagó.
— Hola, Carmen — Chiara sonrió a la mujer, haciendo el amago de ponerse de pie. La señora negó con la cabeza.
— No te levantes, niña — Carmen acortó la distancia entre ambas, y se sentó junto a ella — ¿Qué tal estás?
— Bueno... — Chiara miró a su pierna escayolada, y después levantó la cabeza y miró a Violeta, que se acercaba a ellas — De maravillosa — sonrió.
— Hola, abuela — Violeta dijo, acercándose para darle un beso en la mejilla — ¿Qué haces aquí?
— Hablar con tu novia — Carmen dijo — Me la voy a llevar a dar una vuelta.
— Abuela — dijo Violeta, frunciendo el ceño — No puede andar. Se lo ha dicho el médico.
— Tengo la silla de ruedas de Marta — Carmen dijo — Tu padre la está montando.
— ¿Quién es Marta?
— Mi amiga. Le dio un infarto el año pasado y me dejó la silla como herencia.
— Que... que considerada de su parte — Chiara dijo.
— Para nada — Carmen negó con la cabeza — Me dejó todo para que su marido no pudiera quedarse con nada. Tengo sus bragas en el sótano. Me da pena tirarlas.
— ¿Todo?
— Bueno, menos el piso que se lo dejó a sus hijos — Carmen hizo una mueca con la boca — Le tenía echado el ojo desde hace tiempo.
— Una lástima — Chiara dijo, asintiendo con la cabeza.
— Para nada. Su marido se quedó en la calle, que era lo que ella quería.
— Abuela, no digas esas cosas.
— Tú cállate, niña — Carmen miró a su nieta — Y a ver cuando te tiñes. Se te ve la raíz desde Australia.
Violeta puso su mano en su cabeza, un gesto de completo horror en su cara — Mentira — Violeta dijo, mirando a Chiara.
— Un poco sí — Chiara dijo, en un susurro.
— ¿Y porqué no me has dicho nada? — Violeta preguntó, con su mano aún tapando su pelo.
— Estás guapa de todas formas — Chiara dijo.
— Qué bonito el amor. Ciega de la peor forma posible.
— Me voy al super a por un tinte — Violeta dijo, cogiendo su móvil.
— ¿Y Tana? — Chiara preguntó, mirando como Violeta buscaba sus llaves — ¿Ha terminado ya con las maletas?
— Que se las apañe con su novia.
Violeta cogió su cartera y salió por la puerta. Al cabo de un momento, entró de nuevo y se acercó a Chiara, besándola. Después, se volvió a alejar y le quitó la gorra que la inglesa llevaba.
— ¿Me la puedo llevar? — preguntó, poniéndosela sobre su cabeza.
— Ya tienes mi corazón. Una simple gorra no es nada en comparación.
— Tonta — Violeta la volvió a besar, girando su cabeza para no darle en la cara con la visera de la gorra — Luego te veo.
— Adiós, princesa — Chiara dijo, mirando el cuerpo de Violeta, y cómo se contoneaba mientras se alejaba.
— Menudo piquetón tiene — Ruslana dijo, apoyada en el marco de la puerta.
— Ruslana — Chiara dijo, con tono de advertencia.
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Mentiras de Jarabe | KiVi
RomanceChiara y Violeta son compañeras de piso, y no se llevan bien. Discuten a menudo, y cuando no lo hacen, se ignoran. Cuando se adelanta la boda de su hermana, y Violeta se niega a ir sola y escuchar a su madre preocupada por su soledad, decide engañar...