Malabumba

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— No pienso dormir en la misma cama que tú — Violeta dijo en un susurro, cruzándose de brazos.

Estaban en la habitación de la chica mayor, o al menos la que fue su habitación cuando aún vivía en Motril. Después de cenar, Violeta había llevado a regañadientes a la inglesa.

— Bueno, allá tú — se encogió de hombros Chiara — He oído que dormir en el suelo viene muy bien para la espalda.

— Tú lo que quieres es tocarme mientras duermo, pervertida — Violeta la acusó, poniéndose frente a ella para poder golpear su hombro con su dedo índice repetidas veces.

— Mira quién fue a hablar — Chiara dijo, agarrando la mano de Violeta y empujándola más contra su cuerpo — Te recuerdo que la que ha tocado aquí a alguien has sido tú — susurró en su oído — Te has pasado toda la caminata con la mano en mi bolsillo trasero.

Violeta se intentó apartar, pero Chiara puso una mano en su cintura — Perdona, eso era para disimular.

Chiara se apartó para sonreírle — ¿Disimular qué, exactamente? Porque si es lo mucho que te gusto, déjame decirte que disimulas como el culo. Pun intended.

— ¿Qué me vas a gustar tú a mi, personaje? — se apartó por completo mientras Chiara se reía de su reacción — Fantasma, que eres una fantasma.

Chiara rió aún más, sentándose en la cama. Por algún motivo, Violeta no sentía ganas de asesinarla como solía sentir cuando veía una de su camisetas tiradas en el cuarto de baño, o un plato de comida en su habitación (no la de Chiara, no; en la habitación de Violeta).

Esta discusión era sin malicia. Parecía hasta... amigable.

— Me voy a poner el pijama — Violeta declaró. Chiara se la quedó mirando.

— ¿Qué quieres, que te ayude?

— No, Casper. Quiero que te vayas al baño.

— Pero si somos novias — Chiara se echó hacia atrás y se apoyó en sus codos — Se supone que ya te he visto desnuda.

Violeta se sonrojó — Pero no lo has hecho, ni lo harás jamás. Así que vete a cambiarte al baño.

— ¿Qué dirá tu querida madre si ve que su nuera es expulsada de la habitación de su hija para cambiarse? — preguntó Chiara — Seguramente se pensará que hemos discutido, o que lo nuestro no va tan bien como pensaba. Te empezará a hacer preguntas.

Violeta se quedó callada, mirándole — Pues gírate.

— Lo mismo te digo — Chiara se levantó y fue hacia su maleta, de donde sacó su pijama rojo a cuadros. También sacó un top verde y volvió a cerrar la maleta, girándose a mirarla — ¿Qué? ¿Tantas ganas tienes de verme desnuda?

Violeta fue hacia su maleta, que estaba al lado de la de Chiara en el suelo, y sacó también su pijama. Se levantó y se quedaron mirando — Como mires, te mato.

— ¿Tan prepotente eres que crees que voy a mirar? No estás tan buena. He estado con chicas mucho más guapas.

— Ya quisieras tú estar con alguien como yo.

— Si de verdad quisiera, ya lo hubiera hecho.

Violeta, carcomida por algo afín a los celos, la empujó contra la cama — Cállate — dijo, mientras la otra chica reía.

— ¿Celosa?

— ¡Que te calles! — se abalanzó sobre ella y la golpeó con una almohada. Chiara rió, poniendo sus manos frente a su cara para evitar que le golpeara.

Mentiras de Jarabe | KiViWhere stories live. Discover now