Nueva Psicóloga

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Nicole:
Cuando entré en aquél pub lo último que me imaginé era que vería a Gabriel, estaba increíblemente guapo con ese corte de pelo.
Pero un momento ¿cuando él se habia cortado el pelo de esa manera? Nunca, era como si quisiera borrar su pasado aunque de nuevo en unas semanas le volvería a crecer el pelo.
Se había hecho hasta una raya en una de sus cejas, ¿pero que cojones?
Gabriel después de saludar a mi amiga se quedó esperando a que yo diera alguna respuesta, su cara de perdonavidas me había dejado claro que todavía podía retarme y que aún tenía un cierto poder sobre mi.
Y con ganas de retarlo le dije:
-Al final el que has salido huyendo has sido tú.
Gabriel me miró y sus ojos literalmente que echaban chispas, sonrió de medio lado y tensó tanto la mandíbula que hasta oí sus dientes castañear.
Poco a poco se fue acercándose peligrosamente a mí, tanto así que sentí su aliento chocar contra mi cara, y me dijo:
-Simplemente lo hago por ti, no quiero que pases un mal trago ante mi presencia.
Yo sonreí con la misma ironía en que lo estaba haciendo él, y le contesté:
-Fíjate que yo creo que lo haces por miedo.
Gabriel volvió a sonreír y yo sentí que se me paralizaba el mundo, ese hombre creaba muchísimas sensaciones en mi y eso me estaba dejando fuera de juego.
Y acercándose todavía más a mí con casi su boca pegándose con la mia me preguntó:
-¿Miedo yo a ti? ni en tus mejores sueños.
Sus ojos de chocolate echaban chispas y mis manos amenazaban con cogerle de la cara y besarlo como me estaba muriendo de ganas por hacer, pero me quedé quieta.
Aún así conseguí contestarle:
-Si, por miedo. ¡Te mueres de miedo!
Él volvió a ensanchar su sonrisa, me estaba retando y yo simplemente respondía ante sus provocaciones.
-¿Ah sí?
Vi como sus manos volaban de arriba abajo, era como si se estuviera debatiendo entre cogerme de la cara o simplemente dejarme en paz, ni él mismo lo sabía.
-Si.
Gabriel:
Me retaba, sus ojos azules se iban dilatando más y más, y su carita estaba llena de pecas aunque reflejaba una cierta tristeza en ella.
Sus morritos me seguían haciendo pucheritos y yo me estaba volviendo loco.
Joder, y yo tuve que reconocer que aún tenía poder sobre mi, que aún podía acabar conmigo si quisiera.
Lo puta que es mi suerte, con solo tenerla cerca mis venas y mi cuerpo cobraban vida poniéndose aún más tensos.
¿Que hago? ¿Salgo corriendo?
¡Cobarde de mierda!
Siempre igual, porque cuando la tenía cerca me iba minimizando tanto que me quedaba en nada de lo pequeño que me hacía.
House decidió que era el momento de sacarme del bar, y si, fue la mejor decisión.
-Gabriel, nos vamos.
Nicole, dile a Marina que después paso a por ella.
Nicole asintió y después dirigió su mirada hacía mi, y me dijo:
-Adiós, kinki de barrio.
House y yo nos empezamos a reír, así que mi nuevo corte de pelo le parecía de kinki de barrio.
-Adiós, pucheritos.
Y si, así la llamaría a partir de ahora.
Ella me dirigió una última mirada y yo me fui de allí sin mirar atrás.
Cuando salimos del pub yo no sabía que hacer, si irme a tomarme algo a otro lado o meterme en mi casa y encerrarme tras de esas cuatro paredes y hundirme un poquito más si podía.
Mientras íbamos andando por la calle House me preguntó:
-Te ha afectado verla ¿verdad?
Yo no pude negarlo y asentí:
-Por supuesto que si porque yo aún la quiero.
House sonrió, él ya lo sabía.
-Gabi, es que solo han pasado unos cuantos días es normal que aún la sigas queriendo.
Aunque yo soy de los que opina que aunque pasen doscientos años siempre la seguirás queriendo, es tu naturaleza.
House tenía razón yo la seguiré queriendo siempre, y hoy lo comprobé más que nunca.
Si con solo verla me volví loco ya cuando me coma de nuevo su boca me tendrán que encerrar, y sacudí mi cabeza de un lado para otro tratando de borrar esos pensamientos.
-Tienes razón, lo reconozco, pero lo intentaré.
House frunció el ceño, y me preguntó:
-¿El que vas a intentar olvidar?
-Te lo acabo de decir, de Nicole.
House me miró con una enorme sonrisa donde me demostraba que no me creía, y me contestó:
-Si, lo había entendido pero es que no estaba dando crédito.
-Pues ahí la llevas, me la pienso sacar de la cabeza así sea lo último que haga.
House me dió una palmadita en la espalda y empezó a reírse, será gilipollas.
Una vez en mi casa empecé a echarme fotos aprovechando que aún era de día, y empecé a acordarme de cosas:
"Gabriel, eres soltero así que puedes liarte con quién te dé la gana" yo lo hacía y acto seguido se cabreaba.
"Estoy loco por ti ¿que no ves como me tienes"
Me tenía como un perro detrás de un hueso que no se podía comer.
Y ese día donde la llamé por teléfono como un auténtico loco porque se había ido con cinco hombres a Jordania, cuando me vino la factura supe lo que era tener fiebre.
El impulso me gobernaba, mis sentimientos por ella me hacían ser una persona irracional y me volvía loco pensando en que yo no era lo suficiente y que se merecía algo mejor, muchísimo mejor.
Si yo quería dejarla volar, de verdad que si.
Pero el solo imaginármela con ese imbécil de Ámsterdam me daban ganas de pegar puñetazos a los muebles de mi nuevo piso, tenía ganas de acabar con todo.
Pero yo era fuerte y saldría adelante, fíjate si no soy rencoroso que terminé bloqueando a Chloe en Instagram.
No la soportaba, sabía perfectamente que ella le estaba metiendo pajaritos en la cabeza de su hermana.
Ese día cuando la vi en Jordania con todos esos chicos la llamé y como siempre empezamos a discutir, era nuestro pasatiempo favorito.
"Te estoy diciendo que vienes ya para España o si no te juro que me presento allí y te traigo aunque sea a rastras"
Cogí la botella de whisky y me eché un poquito en un vaso de cristal, el alcohol se estaba convirtiendo en mi mejor amigo.
Tomé un sorbito y la cabeza me seguía castigando, no dejaba de hacerlo, me senté en una silla de mi balcón y mi cabeza empezó acordándose de cosas:
"Está usted retenido hasta nuevo aviso"
"Tienes que dejar de quererme, tal vez sí uno de los dos deja de quererse todo sea más fácil"
¿Tal vez sí uno de los dos deja de quererse todo sea más fácil?
Y me lo estaba proponiendo a mí, ella me propuso a mí que la dejara de querer y me lo dijo llorando.
Eso significaba que Nicole no podía dejar de hacerlo y quizás pensaba en que yo tenía más fuerza de voluntad que ella, no me lo podía creer.
Ella quería hacerlo más fácil para mí aunque a la larga para ella seguiría siendo difícil.
Me estaba volviendo loco majareta perdido, y como impulso terminé estampando el vaso de cristal contra el suelo de la calle.
Ahí me quedé plantado hasta que llegó la noche, el agobio estaba pudiendo conmigo.
Gabriel, tienes que tirar para adelante llama a Mariana y queda con ella para cenar, y así hice.
Un rato después estábamos en un restaurante donde habían más famosos, era el restaurante de moda de la ciudad.
Y si os soy sincero estaba muy aburrido, así que cogí mi móvil y subí varias fotos y entre ellas con una canción de Drake que se llama jungle, pero rápidamente la quité porque la gente no era tonta y obviamente se darían cuenta de que era una tramenda indirecta.
Al siguiente día me desperté en la casa de Mariana, me vestí y me fui porque no quise despertarla y me fui para mí casa.
Una vez en mi casa House me esperaba como siempre, había preparado el desayuno dejándome la cocina hecha un asco.
-¿Pero a ti quién te ha dicho que sabes cocinar?
House me miró con ganas de pegarme, tenía granos de café hasta por las orejas.
Había quemado el bacon y la leche estaba ardiendo, mientras que los huevos estaban más destrozados que yo.
-Ehhh, bro, tranquilito que te he preparado el desayuno.
Yo eché la vista a la cocina y estaba toda llena de trastos, esto no podía ser real.
La leche estaba volcada contra la encimera mientras se caía por el fregadero, la tostadora no quería soltar el pan de molde y olía a quemado, y para rematar el bote de mermelada estaba abierto y se lo estaba desayunando una mosca.
-¿En serio, House?
House miró la cocina y después me miró a mí haciéndome ojitos para que no le gritara.
-Oye, disfruta del desayuno.
Mira he comprado hasta fruta, que no sé para que coño sirve esa mierda pero dicen que es buena.
Yo negué con la cabeza riendome, y me dijo:
-Escúchame, no sé si esto te va a gustar pero en Twitter han sacado una foto tuya con tu nuevo ligue.
Yo resoplé maldiciendo y sentándome en la barra americana de mi cocina le dije:
-No me lo puedo creer, si esto llega a las manos de la prensa me van a tocar aún más los huevos.
House asintió y sacó las tostadas del tostador que estaban más quemadas que los cojones de un grillo, y después se sentó frente a mi.
-Oye, pero hay algo más.
Yo cogí el café y me lo llevé a la boca, pero casi me atraganto cuando me suelta.
-La Wallace se ha ido de viaje.
¡Mierda! y el café se desparramó por toda la barra, el coraje pudo conmigo y empecé a gritar:
-¿Con él, verdad? Se ha ido otra vez con él para Ámsterdam.
House se echó a reír, y negando con la cabeza me dijo:
-¿Por qué te pones así? Si tú mismo has dicho que no dejarías que ella te gobernara de nuevo, ¿no?
Además, se te ve tan ilusionado con Mariana que yo creo que debería darte igual.
Yo me senté de nuevo en la silla y volví a coger mi vaso de café, y le contesté:
-Si, así es.
House asintió, y me dijo:
-Pues no, para Ámsterdam no parece que se vaya.
Al parecer se va para Usa, igual allí puede conocer a otro mucho mejor que a ese imbécil de Ámsterdam.
Yo solté de nuevo la taza y pasé mis manos por mi cabeza, y con un dedo acusatorio le dije:
-¡Cállate! ¿Me estás escuchando?
El solo imaginármela ahí con otro me quería pegar un tiro, el saber que se iba para USA me puso feliz, por lo demás quise matarme.
House se estaba partiendo de la risa, se levantó de la silla y se acercó a mi.
-Mira, si la Wallace te llamara ahora mismo y te dijera vámonos de aquí te la llevabas sin mirar atrás y te jode no poder hacerlo.
¿Verdad?
Yo permanecí callado, pero en cuanto vi que House me daba una tarjeta no pude evitar preguntarle:
-¿Que coño es esto?
-Es una psicóloga muy buena, se llama Beatriz aunque la llaman Bia.
-¿No será la misma psicóloga de Nicole, verdad?
-No, es otra.
Ahí tienes su número, yo me piro para trabajar que además he quedado para comer con mi chica la amarilla.

Resiliencia 2Where stories live. Discover now