Feliz cumpleaños

748 28 11
                                    

Nicole:
Cuando vi que Gabriel salió de aquél baño dejándome sola solté todo el aire que me cabían en los pulmones, no sabía cómo responder ante sus provocaciones.
Gilipollas, siempre consigues desestabilizarme pero no te pienso dar más ese poder.
Me odio, me odio muchísimo porque en cuanto me suelta una palabra bonita caigo a sus pies como una auténtica estúpida.
Estúpida, si; estúpida por seguir babeando por él, estúpida por seguir detrás de alguien que cada vez que tenemos un roce salimos peor parados que antes.
Basta, Nicole, basta.
La semana estaba transcurriendo de lo más tranquila, incluso estuve haciendo un par de shottings que saldrán dentro de poco, al menos eso me tenía distraída.
Incluso me fui un par de días con mi hermana a Valencia ya que allí estaba trabajando, y al menos eso me trajo paz.
Gabriel:
El día de su cumpleaños había llegado, ¿que hago? ¿la felicito?
No sabía que hacer, por lo que llamé a Bob y le pedí que me acompañara a un evento que tenía justo esa noche, y preferí llamarlo a él ya que de todos mis amigos el único que me quitaba las intenciones de llamar a Nicole era él.
Así que no me lo pensé más y me fui para el evento, pero no dejaba de pensar en Ketta porque mi gata odiaba a Mariana, era verla y quererse escapar lejos de ella.
Un rato después House me llamó por teléfono, estaba borracho.
-¿Que te pasa, loco?
La voz de House era gangosa, como si le costara hablar.
-Bro, estoy en la discoteca donde se está celebrando el cumpleaños de la Wallace.
Oír aquello me sublevó, ¿como era posible que House estuviera ahí?
-Pero, House. ¿Nicole te ha invitado?
-Nop, me he invitado solo.
-Dios mío, tú eres gilipollas.
-No, no soy gilipollas.
Quiero recuperar a mí amarilla, la quiero, Gabriel.
Aquello me hizo sonreír, me recordaba tanto a mí cuando me volvía loco por estar con mi pucheritos.
-Me parece bien que la quieras recuperar, pero yo no puedo ir allí.
-Bueno, si tú te quieres quedar ahí con el pesado de Bob me parece bien, porque lo que soy yo me voy a quedar aquí junto con Ismael.
Y me colgó, ni siquiera me dejó contestarle.
-Gabriel, mira que guapo este juego.
Yo rodé los ojos, pero le hice caso e incluso me eché un par de fotos que subí en Instagram y aprovechándome de la situación subí una canción de Drake que últimamente me identificaba muchísimo con sus letras.
"De lo único que habla es: "Ven a verme por una vez"
All she talkin' 'bout is, "Come and see me for once.
Ven a verme por una vez
"Come and see me for once
Nunca vienes a mí, nunca vienes a mí.
You don't ever come to me, you don't ever come to me.
Todo lo que ella dice es:
ven a verme por una vez"
¿Y si lo hacía? ¿Y si iba a aquella discoteca? Al menos podría verla aunque sea de lejos, supongo que eso era la consolación de los tontos.
-Bob, nos vamos.
Bob me miró frunciendo el ceño, y me dijo:
-¿A donde?
-A un sitio, House y Ismael están allí. Supongo que querrás venir, si te quieres quedar no tengo ningún problema.
-No, no. Por supuesto, vamos y ya nos tomamos algo ¿te parece?
-Claro.
Cuando llegamos a la discoteca House y Ismael nos esperaban en la calle, pero noté que Bob tenía mala cara.
-¡Hola, chicos!
Y ismael contestó:
-Hola, Gab.
Ismael y House se adelantaron, mientras que yo me quedé hablando con Bob.
-¿Te pasa algo, compa?
-Si, me pasa que no puedes entrar en esa discoteca sabiendo quién está dentro de ella.
-Bob.
-No, Gabriel, tú has sufrido mucho por culpa de Nicole.
Yo negué con la cabeza, no entendía nada.
-Pero ¿se puede saber que coño te pasa?
-Me pasa que no quiero que esa niña te vuelva a hacer daño, Mariana es muchísimo mejor y ella si te quiere y no te marea con sus inseguridades.
Justo en ese momento House y Ismael a ver qué no entrábamos en la discoteca salieron en nuestra búsqueda, y sin querer lo escucharon todo.
-A ver, perdón que me meta; pero creo que eso no es así, los dos han cometido muchas estupideces, Bob, no puedes echarle la mierda solamente a una persona.
Bob miró mal a Ismael, pero Ismael prosiguió:
-Me parece muy bien que te lleves genial con Mariana, pero no te pienso permitir que le metas mierda a Gabriel sobre Nicole, ¿me estás escuchando?
Bob asintió, aunque lo hizo de muy mala manera.
Y cuando creí que ya habían acabado con su discusión House como siempre metió la pata.
-Además, si a esos dos les ha ido mal es porque han sido unos tóxicos de mierda, pero como tú le estás lamiendo el culo a esa chica pues no lo ves.
Así que, si te quedas a tomarte algo con nosotros me parece muy bien pero si vas a estar con esa cara que tienes lo mejor será que te pires a seguir lamiéndole el culo a esa chica.
Bob no contestó, sin embargo, se dió medía vuelta y se fue de allí.
Yo los miré con ganas de matarlos, pero era cierto que de un tiempo para acá Bob no tragaba a Nicole, y yo sabía perfectamente que ella tampoco.
-¿Vosotros dos sois idiotas, o qué?
House negó con la cabeza, y me dijo:
-Venga hombre, vayámonos para adentro que ya me estoy agobiando.
-¡Me cago en mi puta madre!
Ismael y House me cogieron cada uno por un brazo y me metieron dentro de la discoteca que estaba a rebosar de gente, pero mis ojos solo buscaban una cara y un cuerpo espectacular.
Y a pesar de él zumbido de la música retumbaba mis oídos escuché a lo lejos:
"Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, cumpleaños, Nicole, cumpleaños feliz"
Ahí estaba, al final de aquella discoteca con un montón de amigos y amigas suyas, amigos que por cierto los tenía atragantados.
Justo en ese momento Nicole se levantó para darse abrazos, y joder estaba preciosa con ese vestido de colores que llevaba.
-¿Ves algo que te guste?
La cara de House denotaba diversión, se lo estaba pasando de puta madre mientras me veía babear por Nicole.
Cuando miré hacia la barra Ismael levantó una copa brindando mientras se reía, ¡cabrones!
-Mira, necesito ir al baño porque me tenéis aburrido.
Y ahí los dejé riéndose de la situación, necesitaba despejarme.
Una vez dentro del baño que por cierto, estaba vacío, me lavé la cara y me eché agua detrás de la nuca.
Una vez ya tranquilo y sereno salí para afuera y justo me encontré con ella, con Nicole.
-¿Se puede saber que haces tú aquí?
Sus ojos se posaron en mi boca, interesante.
-Mis amigos me han invitado a tomarme una copa, no veo cual es el problema.
Nicole sonrió irónicamente, sabía perfectamente cuales habían sido mis razones.
-No te creo.
Yo sonreí de lado, y acercándome peligrosamente a su boca, le dije:
-¿Y cuando me has creído en algo?
Aquello pareció afectarle, pero en lugar de contestarme se me quedó mirando de una manera que me paralizó en el sitio.
Golpe bajo, Guevara.
Y sin decirnos nada más la besé metiéndola dentro del baño, de una manera agresiva, fuerte, demasiado fuerte.
Nos íbamos quitándonos la ropa con desesperación, y asegurándome de que la puerta estuviera bien cerrada la metí dentro de uno de los baños, aquello se había salido de control y ya no había quien parara aquello.
Su vestido quedó tirado en el suelo, mientras que ella se iba deshaciendo de mis pantalones.
Nicole estaba desatada, tanto así que me rompió la camiseta dejándola hecha trizas, menos mal que cuando nos tuviéramos que ir tenía la chaqueta.
Sus ojos desprendían fuego, no entendía su actitud y me aseguré de que no estuviera borracha.
Sin pensármelo dos veces y sin casi decirnos nada me metí en ella, ¡joder, esa sensación, esa maldita sensación que me tenía loco, borracho y atado a ella!
Sus ojos no se apartaban de los míos, ni siquiera cuando atrapó mi boca en un fuerte beso que me dejó temblando y pegado en el sitio.
Nicole se impulsó sin perder el ritmo, aquél baño se había convertido en una sauna ya que el calor nos asfixiaba.
Su lengua entró en mi boca como si estuviera en mitad del desierto y hubiera encontrado un poquito de agua, y su sensación de alivio se convirtió en la mía.
Sus dientes me mordían como una loca desesperada, y yo estaba más que encantado de complacerla.
Y ahí fue cuando la escuché gritar mi nombre, como lo hacia antes.
Y todo terminó y la realidad se abrió paso de nuevo, ¿que cojones?
-Gabriel, te estoy hablando.
Y abrí los ojos dándome cuenta de que había sido una alucinación y que realmente Nicole y yo no habíamos hecho absolutamente nada, y que seguíamos parados tras la puerta del baño.
-Perdón, perdón es que la música está muy alta y no te estaba escuchando.
Nicole asintió, y me dijo:
-Ya veo.
-Aún así, ¡feliz cumpleaños, pecas!

Resiliencia 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora