verdades

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Nicole:
Cuando creí que Gabriel me iba a besar llamaron a la puerta, necesitaba que alguien viniera y nos sacara de este trance aunque me muriera porque me besara no era el momento ni el lugar para eso.
En ese momento entró Domingo con una gran sonrisa, y nos dijo:
-Ya me ha dicho Alicia que os ha ido muy bien en la clase, ella se ha ido muy contenta.
Gabriel no me quitaba los ojos de encima, tenía una especie de brillo que me indicaba que mejor saliera corriendo porque era capaz de cogerme de nuevo y comerme la boca como nos moríamos de ganas por hacer.
-Eh, si, me alegro que a Alicia le haya gustado la clase.
Nos vemos.
-No, espera, Nicole.
La próxima clase será la semana que viene, así que espero que estés en España.
-Pensé que sería todos los días...
Gabriel parecía compartir la misma confusión que yo, y soltó:
-Yo también.
Creí notar cierta decepción en su voz, y Domingo asintió:
-De momento es solo una clase a la semana, necesito que vayáis yendo poco a poco para que estéis más cómodos.
-Si, claro.
Y sin más me despedí de los dos con un simple adiós y me fui de allí, quería salir de allí porque me estaba asfixiando.
Gabriel:
Cuando llegué a mi casa me encontré con Mariana que estaba sentada en el sofá tomándose una Cocacola, y cuando me vio le sonrió.
-¡Hola, Mariana!
-¡Hola, bebé!
Bebé, ni siquiera Nicole me llamaba bebé y conociéndola estoy seguro de que le parecería ridículo.
Déjalo ya Gabriel, deja de comparar los comportamientos de cada una.
Y la verdad es que las dos no podían ser más distintas, una morena de ojos café y la otra rubia de ojos de azules, los ojos más bonitos que yo había visto en mi vida.
-¿Que haces aquí?
-Quería sorprenderte, pero veo que no lo he conseguido.
¿De donde vienes?
Mierda, no le había dicho nada de las clases con Nicole.
-Vengo de las oficinas de Domingo, ya sabes, el director de culpables.
Ella asintió y me miró dudosa, pero ¿a caso le debía explicaciones?
-¿Y que tal?
-Bien.
-Gabriel, ¿que pasa?
Yo no lo pude aguantar más y me armé de valor.
-Resulta que Nicole y yo estamos dándole clases de interpretación a una niña.
Mariana no siquiera parpadeó, supe desde el primer momento en que a ella no le gustaría pero tampoco yo puedo hacer nada.
-Ah, no lo sabía.
-No, no lo sabias porque yo tampoco te dije nada.
Silencio, el silencio se adueñó del lugar y Mariana me hizo una pregunta que me hizo replantearme todo.
-Dime una cosa, Gabriel:
¿tienes pensado volver con ella?
Y yo tuve que ser sincero, no podía mentirle.
-Mira, Mariana: mi vida últimamente está siendo un caos, me siento destruido; agobiado, harto, y en lo único en lo que lo pienso es en salir de este agujero negro.
-No me has contestado a la pregunta.
Cierto, no lo había hecho.
-Para que dos personas vuelvan se necesitan justo eso, dos personas.
-O sea, ¿que si fuera por tí volverías con ella?
Yo tragué saliva y empecé a mirar a los lados evitando su mirada, mi intención nunca fue hacerle daño pero así parecía que estaba siendo.
-Si, y siempre fui sincero contigo.
La quiero desde que la conocí, mucho.
Pero lo nuestro no puede ser, y yo ahora mismo estoy teniendo algo contigo sin etiquetas, así que o lo tomas o lo dejas.
-Te agradezco tu sinceridad, de verdad.
Pero lo tomo, quiero que te enamores de mí como lo has hecho con Nicole.
Justo en ese momento apareció House con Topizto saliendo de una habitación con su móvil en la mano, y soltó:
-Y ahora es cuando te caes de la cama y te despiertas.
Eh, darlin, está bien tener expectativas pero siempre dentro de la realidad.
Mi cara y las del resto eran un cuadro, ¡la madre que parió a House!
Mariana no sabía en donde meterse, pero no dijo absolutamente nada.
Topizto para romper el hielo cogió a Keta y se la presentó a Mariana, ésta cogió a mi gatita y empezó a acariciarla.
Yo cogí a House de la mano y lo metí conmigo en la habitación.
-¿Se puede saber que cojones te pasa?
House me clavó la mirada aunque se estaba descojonando.
-No, Brother. ¿Se puede saber que le pasa a esa chica?
Que la muy ilusa se cree que te vas a enamorar de ella, y no, hermano, no.
Bájala de la nube antes de que todo esto se vuelva en tu contra y en la de ella, porque esa chica no me gusta.
Te advertí sobre Maritere y tuve razón, y ahora te advierto con esta ¡así que ten cuidado!
Justo en ese momento escuchamos a Mariana gritar, ¿que cojones? Cuando salimos de la habitación vimos como topizto le estaba limpiando un dedo manchado de sangre.
-¿Se puede saber que ha pasado?
-Keta la ha mordido.
House me miró haciendo una señal como diciéndome que si mi gata la había mordido era porque Mariana no le había caído bien, yo simplemente negué con la cabeza y le pedí perdón a Mariana.
-Lo siento mucho, Mariana.
-No te preocupes, lo mejor será que me vaya a un hospital para que me pongan una inyección.
House empezó a reírse, este tío ya se estaba pasando.
-¿En serio? ¿Por la mordida de una gatita que es prácticamente una bebé?
-No sé si sabías, pero los gatos que no están vacunados y aunque lo estén transmiten muchas enfermedades.
Y la respuesta de House no se hizo esperar.
-Tú si que me enfermas, tikismikis.
Topizto se mantuvo callada con la gata en brazos, Mariana simplemente cogió su bolso y se fue pidiéndome que no la acompañara al hospital.
-House, te has pasado.
-Lo siento, hermano, pero yo soy así.
House también se fue, y Topizto me dijo:
-¿Sabes que tiene razón, verdad?
Yo asentí, por supuesto que sí.
-Mira, Mariana me cae muy bien y no me parece mala.
Pero tú no la quieres, y creo que el ser sincero con ella no basta porque esa chica se está haciendo ilusiones contigo y le están quedando preciosas.
-Lo sé.
Pero irremediablemente una sonrisa apareció por mi cara al recordar a Nicole, en como la pegué contra la puerta de aquella clase mientras me miraba con esos ojitos de gata que tiene.
-¿Y esa sonrisa?
-¿Eh?
-Gabi, ¿que te pasa?
Topizto ya hasta se reía, y yo negué con la cabeza.
-Nada, nada, tranquila.
Por cierto, espero que en este sábado no tengas planes porque quiero llevarte a la premier de una película.
-Gabi.
-Por favor, quiero estar rodeado de todos mis amigos y en esos te incluyes tú.
Topizto sonrió y poniéndome la mano en el hombro me soltó:
-A veces pienso que lo haces para que no te dejemos a solas con ella.
Yo me quedé callado, tenía razón no quería estar a solas con ella.
Nicole:
Había decidido que era el momento de irme por ahí durante la semana, un sitio lleno de nieve pero sin salir de Madrid así que me fui a la sierra con mi amiga Monica.
Marina no había podido venir con nosotras porque estaba preparando su gira musical, y la verdad es que tampoco se la veía muy por la labor ya que lo estaba pasando bastante mal por su ruptura con House.
El fin de semana llegó y vi varias imágenes de Gabriel con su nuevo "amorcito", y aunque me traía de los pelos traté de disimular lo mejor que pude ya que no quería que la gente se diera cuenta que los celos me estaban comiendo por dentro.
Ya en mi casa Marina me miraba todo el rato, era como si me estuviera estudiando.
-¿Por qué me miras así, Marina?
Marina se hizo la tonta, y me contestó:
-¿Así cómo?
-Así como me miras, como si me estuvieras estudiando.
-Es que eso estoy haciendo, te estoy estudiando.
Mi confusión iba en aumento.
-¿De que coño hablas?
-Hablo de que no quieres estar con Gabriel pero aún así te jode que esté con otras, ¿porqué simplemente no reconoces que aún lo quieres?
Aquella pregunta me pilló de sorpresa, pero yo le contesté:
-Porque si lo hago siento que he vuelto cuarenta mil pasos para atrás y no quiero seguir fracasando.
Marina asintió y se levantó del sofá para dirigirse a mí:
-Escúchame, ¿no es más fácil hablar las cosas con él en vez de dejarlo en manos de esa aprovechada?
-Las cosas con él ya están más que habladas, y encima mañana me toca una clase con él.
Marina asintió, y me soltó:
-Pues muchísima suerte.
Gabriel:
Al día siguiente me encontraba de nuevo en las oficinas de Domingo listo para ver de nuevo a Nicole, quién llegó vestida toda de negro pareciéndose más que nunca a Mía Wallace.
-¡Buenos días, Nicole!
Nicole ni me sonrió ni me miró, simplemente asintió con la cabeza y saludó a Alicia.
-¡Hola, Ali! ¿Todo bien?
Alicia asintió sonriendo y después nos metimos en la clase, esta vez íbamos a hablar de los besos en las series.
Y el primero empecé yo, por supuesto:
-Bien, Alicia: como sabrás para que una pareja enganche en una serie o película los protagonistas tienen que demostrar que se gustan y que hay suficiente atracción y química, como para que el espectador se enganche a una pareja.
Alicia asintió muy atenta mientras que Nicole me clavaba los ojos como un cristal, sabía que yo lo hacía para sacarla de quicio.
-Genial, seguimos.
Cuando el primer beso sucede entre los protagonistas tienen que demostrar las ganas que tenían por comerse la boca, por tocarse, por sentirse y no menos importante: por saborearse.
¿Verdad, Nicole?
Nicole me clavó sus ojos aún más fuerte, mientras que yo reprimía una sonrisa tratando de disimular mi diversión.
-Verdad.
Su contestación me pilló de sorpresa porque jamás pensé en que ella me contestara a eso, pero lo hizo.
-El primer beso da pie a todo lo demás, ya sabes: escenas más subiditas de tono, besos más fuerte y profundos, y por último escenas de sexo.
Alicia lo iba apuntando todo en una libreta y en la habitación de repente hacia muchísimo calor, demasiado calor y los dos nos miramos sintiéndolo.
Una hora después cuando Alicia se fue me apoyé en la puerta mirando como Nicole recogía sus cosas y se las metía en su bolso, pero en vez de irse me dijo:
-Me estás cansando con tus constantes provocaciones.
Mi sonrisa se ensanchó, sabía perfectamente que ella algún día me lo reclamaría.
-Pues no entiendo el por qué, pucheritos.
Nicole resopló, y gritándome me contestó:
-¡Que dejes de llamarme pucheritos!
Yo me eché a reír con su coraje, y sin poder remediarlo le volví a decir:
-Pucheritos.
Nicole achicó los ojos fulminandome, y yo sabía que quería tirarme el estuche de lápices en la cara, pero no lo hizo.
-¿Por qué en vez de provocarme a mí no te largas con la cosa esa que te has conseguido?
Yo sonreí de lado, interesante.
-¿Celosa?
Nicole se echó a reír negando con la cabeza:
-¿Yo, celosa de tí? Ni en tus mejores sueños, chaval.
Además, yo también tengo a alguien que me da lo que tú no supiste darme.
Aquello me borró la sonrisa de la cara, y yo sin poderlo evitar la agarré de la mano y la pegué contra la pared.
Nicole me miró con los ojos llenos de sorpresa, no se esperaba mi reacción.
-¡Suéltame!
Yo sin embargo, me pegué más a ella con mi frente pegándose con la suya.
-¡No quiero!
-¡Que me sueltes, idiota!
-¡Ya te he dicho que no!
Sin poder remediarlo pegué mi boca a la suya saboreando su lengua como nunca antes lo había hecho, y por primera vez en dos meses me sentí vivo de nuevo.
Ella al principio se resistió, pero terminó metiendo su lengua en mi boca dejándome explorarla más allá de lo que pude permitirme.
Y sin poderlo evitar aparté mi boca de la suya para hacerle una pregunta:
-¿De verdad él te da lo que yo no supe darte? ¿Eh, pucheritos?
Y mi boca volvió a atrapar la suya, y para mí sorpresa ella se dejó y profundizó aún más el beso.
Un momento después me volví a apartar para hacerle otra pregunta:
-¿De verdad ya no me quieres?
Pero tampoco dejé que me contestara, y la volví a besar porque temia sus respuestas.
Y de pronto, una verdad afloró en el ambiente, por mucho que nos engañemos y por mucho que empecemos una historia con otras personas yo seguiré enamorado de Nicole Wallace.

Resiliencia 2Where stories live. Discover now